Marissa King es una atleta olímpica inglesa que integra el Cirque hace cuatro años. Tiene 26. “Competía como gimnasta, recibí una beca para estudiar en Estados Unidos y me recibí. Es una carrera bastante corta. Sentía que tenía ganas de hacer algo más. Siempre me gustaron el teatro y las artes, y sentía que el Cirque du Soleil me podía ofrecer lo que estaba buscando. Tenía muchos contactos, muchos amigos que hicieron la misma transición”, cuenta a PáginaI12. “Entrar al Cirque es un proceso largo. Hay que esperar a que el circo tenga una posición abierta que encaje con el perfil. En mi caso, se fue una chica y me llamaron para reemplazarla.”
–¿Qué piensa acerca de la fuerte presencia femenina del show?
–Es muy especial. Hay distintos tipos de mujeres en el escenario, que muestran distintos tipos de fuerzas. Poder ver esos distintos tipos de fuerza es increíble.
–¿Es el circo un ámbito fundamentalmente masculino?
–Está bastante equilibrado. En el caso particular del Cirque, la base son los hombres porque tienen más fuerza física. Otros números, como las cuerdas aéreas o contorsionismo por ejemplo, suelen ser para las mujeres porque son más flexibles y elegantes. Entonces depende mucho de eso.
–Se dijo que no es un espectáculo feminista, pero ¿cómo conecta con todo lo que está pasando en el mundo?
–Espero que inspire a las mujeres a expresar su fuerza interna, su voz. Nosotras, en el escenario, nos basamos mucho en nuestra presencia. Y puede llegar a ser intimidante para los hombres, porque mostramos nuestra fuerza externa. Se basa mucho en nuestro lenguaje corporal. Uno podría pensar que siendo tantas mujeres podría haber algún tipo de conflicto entre nosotras, pero la verdad es que somos todas mujeres grandes, tenemos otras prioridades, muchas tienen familias. El ambiente es muy lindo, nos llevamos todas muy bien y son todas personas muy talentosas. Es lindo aprender unas de otras, todas tienen una gran vocación para enseñar y aprender de las demás.
–¿Hay números nuevos en este show?
–Recientemente, hace poco más de un año, se fue un grupo de artistas chinos y llegó un grupo de rusos. No hubo cambio en los números, sí en las personas que llegan y se van.
–¿Qué diferencias y similitudes encuentra entre el deporte y el circo?
–Es muy diferente. Como deportista, participás en tres o cuatro competencias en un año, mientras que acá en el circo hacemos de ocho a diez presentaciones en una semana. En el grupo hay cinco atletas olímpicas. La preparación es distinta: para una competencia en particular, uno practica durante cierto período de tiempo, compite, y luego vuelve a practicar y competir. Acá, la preparación es más constante. Pero los dos son igual de duros.
–¿Cómo es un día en la vida de un acróbata del Cirque?
–Tenemos un horario bastante corrido. Por lo general, nuestros espectáculos son a las 17.30 o a las 21, llegamos entre una hora y media antes, entre que terminamos, volvemos al hotel, comemos algo, quizá nos vamos a dormir cerca de las 2 o las 3. Así que nos despertamos cerca del mediodía. Los días que tenemos shows, podemos tener ensayos, quizás hay que hacer distintos arreglos en el escenario, según lo que quiera el director artístico. A veces no tenemos nada para hacer, o tenemos que ayudar a alguien nuevo a que se ajuste al espectáculo. Depende.
–¿La música de Amaluna es fundamentalmente rockera?
–Realmente es variada. Escuchar la misma música repetitivamente me puede resultar molesto, pero en este caso me gusta mucho. Tenemos tres cantantes principales. Una de ellas es también una acróbata y canta mientras hace su número de acrobacia. Hay pocas personas en el mundo que lo puedan hacer.