Si River se lució anoche en Mendoza no fue precisamente por su juego. Fue porque supo presionar donde debía para romper el juego de Boca, que llegaba mejor a la final de la Supercopa, como líder de la Superliga y un juego más vistoso, y porque aprovechó al máximo sus chances para quedarse con la victoria por 2-0, con goles de Pity Martínez, de penal, y del ingresado Nacho Scocco. A Boca, en cambio, le faltó contundencia y en las que tuvo respondió muy bien Franco Armani, la figura excluyente del partido con cuatro atajadas clave.
Boca, puntero en la Superliga, quiso ser protagonista desde el arranque, y lo logró con buenas proyecciones de Fabra sobre la izquierda y con algunos pases en cortada de Tevez para Pavón, que ingresaba con facilidad a espaldas de Montiel. En el medio, Cardona discutía con Ponzio, hablaba con el árbitro, se quejaba. River, campeón de la Copa Argentina, apenas había mostrado algo por el lado de Mora, pero más que nada se defendía mientras buscaba recuperar la pelota.
Así fueron los primeros quince minutos, hasta que en una jugada que se inició en una falta sobre Pity Martínez en las cercanías del área, Loustau cobró un claro penal de Cardona sobre Nacho Fernández y River se encontró con una oportunidad inmejorable para ponerse en ventaja. Pity Martínez ejecutó con la cara interna de su pie izquierdo y puso la pelota abajo, contra el palo derecho de Rossi, que eligió la otra punta.
A pesar de la ventaja, River no cambió en esencia su planteo: se defendía y presionaba para recuperar la pelota, pero con poca participación de Enzo Pérez y Fernández, terminaba reduciendo su juego a pases largos para que Mora –de lo mejorcito del partido– y Pratto inventaran algo en los tres cuartos. El uruguayo, mucho más activo, complicaba con su velocidad y repentización, y la defensa de Boca lo sufría, tanto como el arquero Rossi que así tuvo un par de sobresaltos.
El problema de Boca era que, más allá del control que ejercía sobre la circulación de la pelota, no terminaba de encontrarle la vuelta al asunto y con lo que proponía tampoco le alcanzaba como para dominar el trámite.
En el arranque de la segunda parte, Pablo Pérez rompió la monotonía con un buen pase para Pavón que picó y definió con el arco de frente pero Armani, atento, la sacó afuera. Enseguida, el arquero de River volvió a lucirse al sacar de un manotazo un cabezazo de Nández. Boca quería pero no podía. Necesitaba más de Tevez y de Cardona. Cuando el colombiano se encendió, Fabra tuvo una chance clara que Armani tapó con su pierna derecha y, en el rebote, le tapó el descuento a Nández.
Parecía que Boca se acercaba al descuento, pero en una contra se le terminaron de quemar los papeles. Pity Martínez, a los 69, enganchó dentro del área y sacó un centro preciso que el ingresado Scocco conectó para el 2-0, con el que el conjunto millonario sentenció la noche para quedarse con su primera Supercopa Argentina.