El periodismo –“el mejor oficio del mundo”, según Gabriel García Márquez– se ha convertido en una profesión de alto riesgo, con periodistas asesinados, desaparecidos, desplazados y amenazados en varios países de América latina, especialmente en México, donde 113 profesionales fueron asesinados desde 2000. La periodista mexicana Alicia Quiñones, coordinadora de las Américas de PEN Internacional, anticipa parte del programa y algunos de los invitados al Primer Encuentro PEN de las Américas, que se realizará del 25 al 28 de julio en Buenos Aires –en la Casa de la Lectura y en la Dirección de General de Bibliotecas– con representantes de los centros PEN de Cuba, Puerto Rico, Guatemala, Honduras, Venezuela, Canadá, Estados Unidos, México, Nicaragua, Colombia, Perú, Paraguay, Uruguay, Brasil y Chile, que analizarán la libertad de expresión en la región y la defensa de las lenguas indígenas y los derechos lingüísticos. Entre los escritores que participarán estarán la nicaragüense Gioconda Belli, presidenta de PEN Nicaragua; Luisa Valenzuela, presidenta de PEN Argentina; Magali Tercero, presidenta del PEN México, y la estadounidense Jennifer Clement, primera presidenta mujer de PEN Internacional, entre otros. Paul Auster –que vendrá a la 44° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires a presentar su última novela 4321– manifestará su apoyo con una declaración pública.
Quiñones (Ciudad de México, 1982), que dirigió el suplemento de Cultura del diario Milenio y actualmente escribe en el suplemento cultural del diario La Razón, cuenta a PáginaI12 que junto con Gioconda Belli, presidenta de PEN Nicaragua y Carles Torner, director ejecutivo de PEN Internacional, estuvieron hace dos semanas en Venezuela para investigar sobre la libertad de expresión y la censura a escritores y periodistas venezolanos.
–¿Qué puede anticipar sobre la situación en Venezuela?
–Las agresiones a periodistas aumentaron un 200 por ciento. La situación de censura que viven comunicadores y escritores es grave. La censura se vive también en las calles y esto se debe en gran medida a la polarización política y a la necesidad de control de la información. Los periodistas que intentan investigar casos de corrupción son amenazados y obligados a salir del país. Los editores del portal Armando.info, Alfredo Meza, Ewald Scharfenberg y Joseph Poliszuk, y el redactor Roberto Deniz han sido demandados por el empresario colombiano Alex Saab por Difamación Agravada Continuada e Injuria Agravada, después de la publicación de un par de reportajes relacionados con el negocio detrás del plan estatal Comité Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) (talcualdigital.com/index.php/2018/02/05/de-veracruz-a-la-guaira-un-viaje-que-une-a-piedad-cordoba-con-nicolas-maduro). Producto del acoso que vivieron, debieron exiliarse. Otra cosa importante que observé es que Venezuela tiene poco papel para imprimir, pero ese poco papel está controlado por el Estado de tal manera que si tú trabajas en un medio que no está en favor del Estado tu medio puede desaparecer. El año pasado cerraron al menos 60 medios. ¿Qué pasa con los escritores y la cultura en un momento como este? Como no hay papel, también hay problemas para imprimir libros. Editoriales como Ediciones B y Planeta se tuvieron que ir de Venezuela por la situación económica. Buena parte de las expresiones literarias están reducidas o invisibilizadas por la situación económica.
–¿Siguen matando a periodistas en México?
–Sí. Acabo de recibir una información de que cinco periodistas fueron detenidos en el estado de Sonora, al norte del país. Hasta la fecha hay 113 periodistas asesinados. El año pasado hubo 500 agresiones a los periodistas. Las más importantes son las amenazas –ya sea vía telefónica, físicamente o a través de un funcionario público– y la intimidación. Tenemos también detenciones arbitrarias, 24 desapariciones forzadas desde 2003 a la fecha y desplazamientos forzados hacia otros estados u otro país. En 2017, se registraron 8 periodistas desplazados de su lugar de origen junto a sus familias por amenazas por su trabajo periodístico. Hay una gran impunidad y corrupción en todas las instancias del gobierno. Tenemos una Ley de Protección a Periodistas de la que se desprende la creación de una fiscalía para investigar los crímenes. Esta fiscalía ha resuelto sólo el uno por ciento de los asesinatos a periodistas. Los periodistas siguen siendo asesinados en mi país, principalmente en los estados de Veracruz, Tamaulipas, Guerrero y ahora parece que hay una nueva zona de silenciamiento en Ensenada, Baja California, una zona controlada por el narcotráfico. ¿Qué tiene que ver el narcotráfico con las autoridades? Hay mucha corrupción entre estos grupos de poder, y siempre está la duda de si el que mandó a asesinar a los periodistas es el narcotráfico o el gobierno. En México, ser periodista es un oficio de alto riesgo.
–¿Qué relación puede establecer entre la mayor circulación de información en las redes sociales y la necesidad de control sobre esos materiales?
–Las redes sociales han favorecido la accesibilidad a la información. Pero a los estados censores no les importa que estemos en un crecimiento sostenido tan impactante. Les interesa tener el control de las informaciones. A mayor libertad en las redes los gobiernos y los grupos de poder quieren imponer mayor control.