Desde Rosario
La Cámara de Apelaciones en lo Penal de Rosario absolvió a Nilda Alvarez y su hijo Armando Ferreyra por entender que actuaron en legítima defensa propia y del hijo menor de Álvarez, Leandro. Nilda y su hijo mayor habían sido condenados en primera instancia en el homicidio de Armando, padre de los chicos y marido de ella. El detallado voto de la jueza Carina Luratti considera especialmente la violencia que ejercía el hombre y la falta de respuestas estatales que sufrió Nilda en sus denuncias. Su colega Guillermo Llaudet adhirió, mientras Carlos Carbone se abstuvo de opinar al haber dos votos coincidentes. En la mañana del 9 de agosto de 2014, el padre resultó muerto en el marco de una agresión a la que estaba sometiendo a su hijo de 15 años, recién operado de la cabeza. “La violencia de género ha marcado profundamente a los actores. Ha sido la desesperación por la convalecencia de Leandro lo que marcó una diferencia en la reacción de quienes no habían reaccionado nunca. La reacción de Nilda (que salió en defensa de su hijo), los golpes a Nilda, los golpes con la chaira. La cuchilla (del mayor) para defender a Nilda. Esa fue la secuencia. Esta vez Leandro corría un riesgo distinto, porque estaba operado”, reconstruyó la magistrada sobre lo ocurrido aquella mañana en Villa Constitución.
Nilda contó que ese día Armando estaba agrediendo a Leandro porque escuchaba cumbia, y el padre quería poner chamamé. Ella le pegó con una chaira para que dejara de golpear al chico. Después, el hijo mayor intervino con un cuchillo.
Nilda fue asistida por el defensor público de Villa Constitución, Facundo Principiano, en conjunto con Melisa Andreatta. “El fallo de Cámara demuestra no sólo un análisis serio, responsable, integral y acabado de la causa traída a examen, sino que además el resolutorio en cuestión lleva a la justicia santafesina en materia de violencia de género, a un lugar de privilegio en la República Argentina y en total consonancia con el nuevo paradigma”.
En junio de este año, Nilda había sido condenada a doce años de prisión al igual que su hijo mayor, Armando. En la audiencia de apelación, Principiano cuestionó el fallo de primera Instancia, resuelto por el Tribunal Oral de Villa Constitución integrado por Mariel Minetti, Griselda Strologo y Alberto Jesús Rizzardi. El defensor expresó que en este caso ha quedado demostrada la presencia de violencia familiar, que no fue controvertida por la Fiscal del Ministerio Público de la Acusación, Valeria Pedrana, dentro del ámbito conyugal “en el cual se observan las características históricas de desigualdad de poder entre varones y mujeres y las características propias del ciclo de violencia en la que se encontraba inmersa Nilda desde hacía tiempo”.
En su voto, Luratti consideró que en primera instancia, la resolución atendió “cuestiones netamente objetivas” pero “desoyendo al marco situacional”, refiriéndose a la situación de violencia de la que fueron víctimas Nilda y sus dos hijos.
Para Luratti, el desencadenante fue la agresión del padre contra su hijo menor, recién operado de la cabeza. “Al menos en la subjetividad de los hermanos y la madre, debían defender su vida”, consideró la magistrada, y abundó: “Ello se ve claramente en lo que declara la señora: en el terror de que lo mate. Siempre le había pegado, pero esta vez, estaba operado de la cabeza. Esta vez lo podía matar. Tanto cuidarlos para que ‘se lo mate’. Por eso ella lo agarró de los pelos, por eso lo golpeó. Y él tenía la cuchilla. Entonces, ella le pegó con la chaira”. En la descripción de los hechos, Luratti consideró como “el punto neurálgico” el temor por la vida de Leandro y decidió: “El Código penal en su artículo 34 incisos 6 y 7 tiene previstas causales que determinan que las acciones de Nilda Alvarez y Armando Ferreyra no son punibles, porque ambos actuaron en legítima defensa, propia y de terceros”.
La magistrada manifestó que los jueces tienen “el deber de evaluar los hechos en el contexto global sin encerrar el estudio o el análisis: abrir los ojos, girar la cabeza, mirar más allá”. Nilda era víctima de violencia desde hacía años, y no pudo salir del círculo, no pudo abandonar su hogar. Luratti manifestó que para hacer eso “es necesaria mucha fortaleza”, como así también “la contención de organismos especializados del Estado”.
En el juicio manifestó su apoyo a Nilda el Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de las Mujeres (Cladem), entre muchas otras organizaciones.
Nilda cumplía prisión domiciliaria en su casa de Villa Constitución, y le contó a la periodista Mariana Carbajal, de este diario, su larga historia de violencia, de la que no había podido escapar pese a haber denunciado más de una vez a su marido. Ahora, recuperó su libertad.