Distintos indicadores públicos y privados confirman la sostenida caída del consumo en 2016. Las ventas de los supermercados, medidas en pesos, registraron en octubre un alza interanual del 25,6 por ciento, mientras que la facturación de los shoppings subió 13,8 por ciento en relación al mismo período del año pasado. En un escenario de persistencia inflacionaria, las cifras difundidas ayer por el Indec exponen el impacto contractivo sobre la demanda. De acuerdo a la Dirección de Estadística de la Ciudad de Buenos Aires, la inflación a octubre marcaba 44,9 por ciento en doce meses, 19,3 y 31,1 puntos por arriba de la facturación de supermercados y shopinggs, lo que evidencia duras caídas de las ventas en términos reales. Las cifras están en línea con la baja en el consumo de carne, la facturación de los comercios minoristas, los despachos de cemento o las ventas de electrodomésticos. Otro informe publicado ayer por el Indec sostiene que la facturación de estos últimos artefactos creció apenas 8,3 por ciento en el tercer trimestre.
En los shoppings relevados por el Indec, los rubros que mostraron en octubre las alzas interanuales más relevantes fueron Patio de comidas (32,4 por ciento), Juguetería (26,2), Librería y papelería (24,4) y Diversión y esparcimiento (23,1). En todos los casos esos números se posicionan entre 12 y 21 puntos por debajo de la inflación medida por las autoridades porteñas. Peor resultaron las ventas de electrodomésticos en los shoppings, ya que la facturación cayó incluso en términos nominales 5,9 por ciento contra octubre de 2015.
Entre los supermercados, los “mejores” desempeños se observaron en Lácteos, con 30,5 por ciento; Verdulería y frutería (28,0), Artículos de limpieza y perfumería (26,3) y Almacén (26,0). En esos casos, las alzas revelan más el impacto de la inflación en los tickets que un incremento en las cantidades vendidas.
Con datos actualizados hasta noviembre, el Indicador Mensual de Consumo (IMC) elaborado por el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala marcó una contracción del 5,5 por ciento en relación al mismo mes del año pasado. Fue la undécima caída consecutiva y la más pronunciada del año. En los primeros once meses del año, el rojo en el IMC llega a 3,3 por ciento. La serie sin estacionalidad del indicador registró una nueva caída (0,1 por ciento mensual) que ubicó al consumo en niveles similares a los registrados durante 2010.
El consumo privado es el principal componente del PIB y fue uno de los pilares del crecimiento económico de los últimos trece años. Alcanza las tres cuartas partes del Producto mientras que la porción restante se divide entre los otros elementos de la demanda agregada: el gasto público, la inversión y las exportaciones netas. Por eso, sin realizar consideraciones sociales ni políticas sobre la relevancia de mantener (y mejorar) los niveles de consumo de los sectores populares, su protagonismo revela que más allá de las iniciativas oficiales para “volver al mundo” (exportaciones) y “seducir al capital” (inversiones), el crecimiento depende de una expansión del mercado interno que estos momentos no se produce.