Una hora antes del vencimiento de la conciliación obligatoria por cuarenta despidos, Cargill decidió parar las plantas de Villa Gobernador Gálvez y Puerto Alvear. En ese marco, los trabajadores y el Sindicato de Aceiteros permanecen en estado de alerta y anunciaron una medida de fuerza con paros sorpresivos. El plan de lucha se definió en una asamblea, luego de que la firma no permitiera el ingreso de los cesanteados, tras el vencimiento de los plazos para la conciliación. Afuera de la planta se montó un campamento para acompañar la lucha. "Haremos todo lo que sea necesario para la reincorporación de los compañeros. Lo haremos desde adentro de la planta y parados en la puerta. Será con paros sorpresivos, por turno y por sectores. Todo esto da mucha bronca", lamentó el secretario general de Aceiteros, Adrián Dávalos. En un comunicado, la multinacional dijo que se decidió "reemplazar a 33 colaboradores" por otros "con características y perfiles distintos". Desde el gremio aseguraron que es una "mentira" y denunciaron un "intento de adoctrinamiento".
Tras el vencimiento de la conciliación obligatoria, el gremio anunció que tomará las medidas necesarias para la reincorporación de todos los despedidos. "La decisión de la empresa no responde a ningún motivo tecnológico ni económico, sino a un intento de disciplinamiento sindical, en un contexto político que favorece a estas empresas multinacionales con ingresos exorbitantes. La intención patronal, en consonancia con el contexto político nacional, es modificar el Convenio Colectivo de Trabajo, flexibilizando y precarizando a los trabajadores. A esto debemos sumar la no certificación de autoridades del SOEAR y de la Federación Aceitera y Desmotadora", expresó el gremio en un comunicado.
Ante la situación, los despedidos permanecerán en la puerta de Cargill VGG. "Necesitamos más que nunca la unidad de toda la clase trabajadora. Convocamos a todos (aceiteros de todas las plantas, familias, trabajadores de todas las ramas, sindicatos y organizaciones) a la puerta de la fábrica para demostrar la fuerza y la solidaridad. La unidad en la lucha es el único camino para la victoria", aseguraron.
"Este viernes, nos encontramos con que ellos (la patronal) habían parado las plantas. Nuestra huelga va a seguir desde adentro, en cada sector. Haremos medida de fuerza, desde adentro, de manera sorpresiva. Ellos paralizaron pensando que nosotros íbamos a hacer una toma o algo así. Incluso estaban con gente de Prefectura. Los despedidos están afuera, y el plan de lucha sigue dentro de la fábrica. Si ellos arrancan, nosotros tomaremos las medidas que tengamos que tomar. Vamos a seguir así el tiempo que sea necesario", dijo Dávalos, quien adelantó a este diario que el domingo habrá un festival.
"En esta lógica, donde se habla de perfiles de los trabajadores, como si con esta gente no hubieran facturado 45 mil millones de pesos el año pasado, con un costo laboral que no supera el uno por ciento; no se entiende la actitud, o mejor dicho, sí: pretenden que Aceiteros flexibilice su Convenio Colectivo de Trabajo", agregó Dávalos, más temprano.
Consultado sobre el motivo de los despidos, recordó que "solo hablan de un cambio de perfiles para mejorar la productividad, pero es una mentira. El objetivo es doblegar al gremio teniendo en cuenta la reforma laboral y esto es una especie de ensayo".
Sergio Díaz, secretario de prensa del sindicato, señaló: "Dentro de la planta iremos viendo las medidas a tomar. La situación es compleja porque hay que contener a las familias. Es difícil explicarle a un obrero que esto es una cuestión política", lamentó. El gremialista destacó que el Ministerio de Trabajo de la provincia "actuó muy bien", porque "trataron de todas las maneras abrir el canal de diálogo". Y recordó: "También hubo diputados acompañándonos".
Sobre el mensaje de la empresa, con respecto a "reemplazar" a los trabajadores despedidos, dijo: "Nosotros no queremos nada, porque tuvimos una reunión en la que prometieron que no serían despedidos quienes no aceptaran el retiro voluntario, y ellos faltaron a su palabra".
En ese sentido, el delegado Marco Pozzi, agregó que "la empresa argumenta que su intención es cambiarle el perfil a la producción, pero apunta a tener un tipo de trabajador polifuncional". Y adelantó que "la lucha será adentro de las plantas, pero también afuera, como clase trabajadora. Queremos que un conflicto de este tamaño deje algo", dijo a este diario.
Para el diputado Carlos del Frade, la justificación de Cargill en el cambio de perfiles "es la nueva mentira de la multinacional. Porque con esos mismos trabajadores que ahora despide sin razón, con premeditación y alevosía, llegó a vender por 211 mil pesos por minuto. Van por el disciplinamiento sindical, la desarticulación del convenio colectivo y la imposición de pautas de comportamiento patronales. Esto se inscribe en la misma lógica de los despidos de Acindar en 1991. Cargill hace y deshace porque los gobiernos la dejan hacer y deshacer".