El número de muertos por el derrumbe de un puente peatonal cerca de la ciudad estadounidense de Miami, ocurrido el jueves, aumentó a seis, según confirmaron ayer autoridades estadounidenses, mientras seguían las tareas de búsqueda de cuerpos.
El hecho ocurrió cuando se desplomó sobre varios coches la estructura de cemento de unos 53 metros de largo, que se había construido para facilitar a los estudiantes de la Universidad Internacional de Florida (FIU) el paso por una calle de siete carriles. La estructura había sido instalada el pasado sábado y su apertura oficial para peatones estaba prevista para principios de 2019. El pasado sábado se instaló la plataforma sobre los pilares, cuya estructura estaba previsto que se sujetase mediante cables tensores. Los constructores habían asegurado que el puente sería tan estable que podría resistir huracanes.
El director del Departamento de Policía del condado de Miami-Dade –al que pertenece Sweetwater, la localidad en la que ocurrió el accidente–, el oficial Juan Pérez, se negó a revelar la identidad de las víctimas fatales, pero confirmó que entre ellas hay un estudiante.
La vocera del Departamento de Bomberos de Miami-Dade, Erika Benítez, anunció que la operación pasó de estar enfocada en el rescate a la recuperación de los cuerpos. “Desde anoche no recibimos más señales de vida de ningún tipo”, detalló.
Otras diez personas que resultaron heridas cuando se derrumbó el puente, de más de 950 toneladas, se recuperan en el Centro Médico Regional de Kendall.
Agentes del FBI, la Fiscalía y la Junta de Seguridad de Transporte Nacional (NTSB, por sus siglas en inglés) llegaron al lugar, ubicado a unos 24 kilómetros al oeste de Miami, para iniciar una investigación. El presidente de la NTSB, Robert Sunwalt, indicó por su parte que “15 miembros de la junta están en el lugar para determinar las causas y prevenir así eventuales accidentes como éste”.