Los cancilleres del Mercosur se reunieron ayer en Asunción, sede de la Presidencia Pro Témpore del bloque, para “reafirmar por unanimidad la voluntad de concluir en breve las conversaciones tendientes a concretar un acuerdo de libre comercio con la Unión Europea”, informó el Palacio San Martín. En la reunión participaron también el ministro de Producción, Francisco Cabrera, y su par de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere.
Con el impulso principal proveniente del gobierno argentino, el Mercosur sigue en carrera con respecto a la firma del acuerdo con la Unión Europea. Sin embargo, el acuerdo político que a fin de año pasado parecía inminente ahora se volvió mas difuso, en primer lugar por la oposición de sectores del agro francés. Los gobiernos de Argentina y Brasil entienden que el acuerdo de libre comercio, más allá del impacto negativo que tendrá sobre vastos sectores industriales, constituye la señal más clara de marketing para atraer inversiones. Del lado del Viejo Continente, la Comisión Europea lo considera una forma de mejorar la posición de Europa en la región y consolidar el perfil liberal.
A la salida del encuentro diplomático, el canciller paraguayo, Eladio Loizaga, reconoció que existe “hermetismo en torno a la marcha de las negociaciones”. “Una negociación siempre tiene cierto nivel de confidencia, no podemos negociar por medio de la prensa. Los negociadores tienen que estar encerrados y se tienen que quemar el cerebro”, dijo el funcionario. “El acuerdo está más vivo que nunca”, aseguró días atrás el canciller, Jorge Faurie, y detalló que hubo avances en la negociación con los europeos en el sector automotor y en siderurgia.
Por su parte, al Foro Social Mundial difundió un comunicado en donde plantea que “el acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea traerá la muerte de miles de pequeños y medianos granjeros en Europa y también en los países del Mercosur, para que las grandes empresas del agronegocio y las corporaciones trasnacionales pueden extender su negocio. Las propuestas de la Comisión Europea están en las antípodas de los deseos del Foro Social Mundial. Representan a una minoría rica en Davos. Este acuerdo va a ser rechazado por la gente, no va a poder prosperar”.