“No es imposible encontrar razones para encontrarse” dice el papa Francisco en una carta enviada a todos los argentinos a través del presidente de la Conferencia Episcopal, Oscar Ojea, obispo de San Isidro. En la nota, que responde a su vez al saludo que un numeroso grupo de argentinos y argentinas de diferentes extracciones políticas, sociales, religiosas y profesionales le hizo llegar días pasados con motivo del quinto aniversario de su pontificado, Bergoglio subraya que "la unidad es superior al conflicto" y expresa su satisfacción por el hecho de que “en esta carta se hayan unido personas de diferentes procedencias religiosas, políticas e ideológicas”. La nota a la que ahora alude el Papa llevaba firmas tan diversas como la de la vicepresidenta Gabriel Michetti, dirigentes políticos opositores, de organizaciones sociales y populares. La iniciativa, según señalan algunos de los promotores, nació del dirigente Juan Grabois, uno de los firmantes, y después de varios ajustes se consensuó rápidamente un texto que permitiera una expresión colectiva por encima de las diferencias. De esta manera una versión original que refería a las resistencias que Francisco tiene por parte de algunos argentinos, fue finalmente sustituida por un párrafo que señala que “los argentinos te queremos mucho. Valoramos enormemente tu tenaz trabajo por la paz y la justicia en todo el mundo, a pesar de las resistencias que genera entre quienes pueden ver afectados intereses que no son legítimos”.
Francisco, cuestionado desde distintos lugares pero especialmente desde el Gobierno y desde las filas del oficialismo por sus gestos pastorales y porque no visita la Argentina, afirma en su carta que “el amor por mi Patria sigue siendo grande e intenso”. Señala además que “rezo todos los días por ése, mi pueblo que tanto quiero” y “a los que puedan sentirse ofendidos por algunos de mis gestos, les pido perdón”. En la nota que había recibido antes Francisco los firmantes le expresaron que “aunque deseamos y ansiamos tu visita, aceptamos la espera porque sabemos que se producirá cuando sientas que es el mejor momento y confiamos en vos”.
A través de su carta, aunque sin hacer mención expresa, el Papa ahora sale también al cruce de quienes lo acusan de intencionalidades políticas partidarias en su accionar. “Puedo asegurarles –dice- que mi intención es hacer el bien y que a esta edad mis intereses ya tienen poco que ver con mi persona”. Pero también recuerda que hoy está abocado a un quehacer más amplio y reconoce la posibilidad de sus errores: “aunque Dios me confió una tarea tan importante y El me ayuda, no me liberó de la fragilidad humana. Por eso puedo equivocarme como todos”, sostiene Francisco.
Quienes frecuentan al Papa aseguran que Bergoglio vive con tristeza el hecho de que tanto algunos dirigentes políticos como comunicadores sociales lo señalen como responsable de divisiones entre argentinos y lo acusen de alimentar disputas entre sus compatriotas.
La carta, de apenas una carilla se conoció el mismo día en el que se divulgó la noticia de la designación de un obispo negro, León Kalenga Badikebele, de nacionalidad congoleña, como nuevo nuncio (embajador) del Vaticano en la Argentina. La misiva el Papa no solo expresa su sentimiento afectuoso en relación a su patria y al pueblo argentino, sino que responde de manera sucinta a muchas de las críticas que viene recibiendo últimamente en su país.
“Si alguna vez se alegran por cosas que yo pueda hacer bien quiero pedirles que las sientan como propias”, asegura Francisco. Porque “ustedes son mi pueblo, el pueblo que me ha formado, me ha preparado y me ha ofrecido al servicio de las personas”. Y coincide además con la postura que la actual conducción del Episcopado viene destacando respecto de lo que significa que un argentino esté hoy ocupando el lugar de la sucesión del apóstol Pedro en la Iglesia. “Aunque ahora no tenemos el gozo de estar juntos en nuestra Argentina, recuerden que el Señor ha llamado a uno de ustedes para llevar un mensaje de fe, de misericordia y de fraternidad a muchos rincones de la tierra”, afirma Bergoglio.
El Papa también eleva su ruego “por todos ustedes” y “para que sean canales del bien y la belleza, para que puedan hacer su aporte en la defensa de la vida y de la justicia, para que siembren paz y fraternidad, para que mejoren el mundo con su trabajo, para que cuiden a los más débiles y compartan a manos llenas todo lo que Dios les ha regalado”, haciendo al mismo tiempo una síntesis que condensa los principales principios de su prédica habitual.
Francisco culmina su carta a los argentinos con el saludo que ha sido característico desde el comienzo de su pontificado pidiendo “a los que tienen fe (…) que recen por mí, y a los que no tienen fe, les ruego que me deseen cosas buenas”. Remata su misiva con “cariño de hermano y de padre”.