Mientras en la Casa Gris rumian la propuesta de pago que el gobierno nacional le hizo a Miguel Lifschitz acerca de la deuda histórica convalidada por la Corte Suprema, hay quienes ya anticipan con conocimiento de causa el jaque y la trampa que acechan para Santa Fe si el gobernador acepta sin más ni más.
El analista financiero Federico Fiscella da por sentado que los santafesinos ya sabían que Mauricio Macri no depositaría ni un centavo en la cuenta corriente del Tesoro provincial, y hasta duda y advierte sobre la clase de títulos públicos que vaya a ofrecer como compensación. La prueba está en el mismísimo proyecto de presupuesto nacional que el gobierno presentó el 23 de diciembre en el Congreso: "Ahí Santa Fe no aparece. No hay ninguna erogación contemplada para pagar esta deuda, y ya (Nicolás) Dujovne dijo entonces que pagarían con bonos", recordó Fiscella acerca de aquella exposición del ministro de Hacienda delante de dos legisladores santafesinos, la socialista Alicia Ciciliani y el peronista Omar Perotti, quien había advertido la ausencia de esa mención. "Cuando una empresa presupuesta y no sabe si tendrá que gastar o no en algo, por las dudas lo incluye igual a ese gasto. Nación ni siquiera tuvo en cuenta pagar este año a Santa Fe", observó.
Por lo demás, Fiscella señaló algunos riesgos que afronta la provincia al transitar el camino señalado el martes por los ministros Dujovne y Rogelio Frigerio, de Interior. "Ahora pasamos a depender del riesgo nacional en una provincia que no tiene deuda. Aceptar el pago en bonos es validar el endeudamiento nacional, lo que le pase al país, lo que haga Trump afuera, todo eso incide en una provincia saneada que debería estar recibiendo dinero en efectivo", cuestionó.
"Al aceptar el pago en bonos, vamos a pasar a depender del riesgo nacional en una provincia que no tiene deuda."
El economista barajó que, en lo formal, Lifschitz podría romper el pacto fiscal, pero para semejante decisión ya es tarde. "No es lo mismo que se plante hoy, tres meses después y cuando ya casi todos los gobernadores firmaron. Distinto hubiese sido si se bajaba en diciembre, eso hubiese sido defender mucho más a Santa Fe. Que lo haga hoy no impactará al gobierno nacional. Santa Fe tiene la fortaleza de un fallo de la Corte a su favor, y sin embargo la posición ha sido blanda", analizó.
Fiscella, conocedor desde adentro de la actividad financiera, explicó que transformar miles de millones de pesos de bonos a dinero efectivo no es tarea fácil. Santa Fe reclama $54 mil millones; Nación reconoce hasta $35 mil millones, y el resto promete obras. Por lo tanto, Lifschitz no tiene muchas herramientas financieras para elegir si no quiere empapelarse en vano. "Espero que el gobernador cumpla cuando dijo que él necesita bonos líquidos, es decir, que pueda ir al mercado y venderlos, y eso está determinada por la liquidez del mercado nacional, que no es muy grande tampoco". Se refirió al Bonar 2024 en dólares como única opción válida. "Con ese bono Santa necesitaría vender solo en el mercado durante 30 o 60 días para hacerlo cash", observó. "Por eso digo que Santa Fe, que no tiene deuda porque no le permitieron, porque no pudo, por lo que sea, queda sometido al riesgo de un país que no para de acumular un bono encima de otro para fondearse", dijo. Un bono en pesos sería una opción inconveniente ante el riesgo de que una devaluación descapitalice la chance santafesina.
"Santa Fe está perdiendo en esta negociación -concluyó Fiscella-, porque Nación le está imponiendo una forma de pago que tiene mucho riesgo".