Desde Brasilia
Naciones Unidas, Amnistía Internacional y Human Rights Watch expresaron su preocupación ante el asesinato de la concejala y referente de las favelas cariocas Marielle Franco. El viernes la Comisión Interamericana de Derechos Humanos demandó una investigación del caso luego de haber anunciado, hace dos semanas, que planea enviar un delegación de observadores para tomar nota de la realidad en las comunidades pobres tras la intervención militar decretada por Michel Temer el 16 de febrero.
El crimen también fue repudiado por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el mandatario boliviano Evo Morales, la postulante presidencial colombiana Piedad Córdoba y unos 40 miembros del Parlamento Europeo que propusieron la suspensión de las negociaciones para un acuerdo Mercosur-Unión Europea.
La médica Jurema Werneck, directora ejecutiva de Amnistía Internacional en Brasil, contó, en esta entrevista con PáginaI12, que Marielle Franco fue una “una perseverante defensora de los derechos de las personas que viven en las favelas y cuestionó el envio de las Fuerzas Armadas a las comunidades”.
“Estamos devastados” con la muerte de la joven socióloga de 38 años, pelo ensortijado y generosa sonrisa.
“Era una guerrera, tuve una relación próxima con ella, era una persona admirada por nosotras, las mujeres negras que igual que ella venimos de favelas y como ella luchamos por justicia y dignidad”.
–¿Cómo afectó este hecho a la imagen internacional del gobierno?
–Nosotros en general no hablamos de los gobiernos, lo que decimos es que Amnistía al igual que otras organizaciones internacionales desde hace tiempo venimos observando con preocupación la situación en las comunidades pobres .En mayo pasado Brasil fue sometido a la revisión periódica del Consejo de Derechos Humanos de la ONU que realizó más de 250 recomendaciones. Ahora con este homicidio la preocupación internacional aumentó mucho, seguramente las organizaciones serán más estrictas con las autoridades correspondientes.
–Se sospecha que fue obra de las milicias parapoliciales.
–No estoy en condiciones de descartar ninguna hipótesis, yo le pediría a las autoridades que no descarten ninguna hipótesis para que la investigación llegue a una conclusión rápida y justa. Las autoridades saben que ellas (milicias parapoliciales) existen, todo el mundo lo sabe. Las autoridades tienen las herramientas para averiguar quien lo hizo.
–¿La hipótesis de las milicias es la más plausible?
–Claro que es una pista muy importante, tal vez la más. Pero no queremos saber sólo quien ejecutó la orden lo más importante es conocer toda la línea de mando. No es imposible averiguar quien estuvo detrás porque este homicidio no es algo inédito, en Brasil cada año 60 mil personas son asesinadas y casi la mitad son negros, y un número muy alto de ellos son mujeres pobres de las favelas, como era Marielle, esto tiene que acabar. Amnistía lanzó el año pasado la campaña a la que llamamos Joven Negro Vivo, y presentamos un informe al gobierno en Brasilia. La autoridades están informadas de la situación, no pueden ser omisas.
–¿Puede ampliar esa idea?
–La omisión de las autoridades es algo que posibilitó el homicidio de Marielle. Este hecho nos muestra que las autoridades no tomaron ninguna medida para garantizarle la seguridad, ella estaba sin protección del Estado cuando fue atacada en un lugar público, en el centro de Río, a la vista de todos. Los responsables se movieron confiados en la impunidad. ¿Quién se las garantiza? Le recuerdo que hay mecanismos para proteger a las personas en peligro como son los defensores de los derechos humanos, y Marielle lo era. Ella vivía cotidianamente en peligro porque no se callaba, no tenía miedo de señalar con el dedo a quienes mataban, torturaban, en las favelas. En Brasil ser defensor de los derechos humanos es una tarea de alto riesgo, es uno de los países más peligrosos de las Américas. Esto pasa en el campo con los sin tierra y los quilombolas, en las favelas. Brasil y Colombia son los países más riesgosos, pero en Colombia había una guerra y aquí no.
–El crimen ocurrió al cumplirse un mes de la intervención militar.
–Esta no es la primera vez que los militares llegan a Río de Janeiro, lo nuevo es que ahora además de su presencia en las favelas hay un general (Walter Souza Braga Netto) a cargo de la intervención. Y Marielle era parte de una comisión creada para observar las acciones de las Fuerzas Armadas, y antes había trabajado en otra que investigó a las “milicias”.
Independientemente de cual sea el gobierno que toma la decisión de enviar a los soldados a las favelas, lo que nosotros decimos es que no existen soluciones mágicas para el problema de la seguridad pública.
Lo que quedó demostrado desde que los militares llegaron a Río de Janeiro es que no se logró lo que se prometió, la violencia no menguó.
En Amnistía Internacional no tenemos la respuesta una cuestión tan compleja, pero creemos que la solución no es que las Fuerzas Armadas para que hagan tareas policiales, ellas son adecuadas y fueron entrenadas para las tareas de defensa.
–¿En Brasil hay una democracia plena?
–Los ataques permanentes a la dignidad y los derechos humanos de la comundidad GLBT, de los negros, de los campesinos que luchan por el derecho a la tierra, de los favelados ponen en entredicho a nuestra democracia. Una democracia plena requiere que todos y todas los miembros de una sociedad gocen de sus derechos por entero.