Norberto Vozza tiene 68 años, es soltero, y su puesto de diarios en la calle Jonte 4987 lo ha convertido en un personaje entrañable del barrio porteño de Monte Castro. Desde hace 45 años, en esa dirección o en la esquina de Jonte y Bermúdez, se cruza en forma cotidiana con los vecinos y tiene una multitud de amigos. Pero claro, siempre hay alguien especial, y Norberto lo tuvo, sin saber bien de quién se trataba y de la fama internacional que lo acompañó hasta el día de su muerte. A ese “amigo”, entre comillas, lo conocían en el barrio como “El Loco de los perros”, porque siempre paseaba a sus dos mascotas mestizas. Al personaje en cuestión lo distinguían su acento francés, la amabilidad con las mujeres y el gesto sabatino de invitarlo a Norberto con un vermut bien servido. El amigo de Norberto resultó ser Francois Chiappe, miembro de la mafia corsa, agente de la temible Organisation Armèe Secrète (OAS) que hizo estragos en Argelia, traficante de armas y ladrón de bancos impune en la Argentina. La historia del barrio, de Norberto y del corso dieron pie a un cortometraje que acaba de estrenarse en el cine Gaumont (ver aparte).
“Lo recuerdo como un tipo muy amable, muy conversador, simpático. Yo me lo encontraba a la madrugada, cuando sacaba a pasear a los perros, y nos veíamos todos los sábados en el bar de Jonte y Bermúdez, donde a mí y a mi hermano nos invitaba a tomar un café o a disfrutar de un vermut. Cuando sacaba los perros siempre iba con una varita en la mano porque se le escapaban; eran dos perros atorrantes, de la calle”. Los recuerdos de Norberto lo llevan a visualizar el bar El Rápido, donde transcurrieron esas charlas con Chiappe, de quien lo separaba una única y rotunda rivalidad: “Yo soy de River y el era fanático de Boca”.
Chiappe vivía en la esquina de Santo Tomé y Desaguadero, en un dúplex. “La casa tenía una parecita en la vereda y nos sentábamos ahí a conversar”. Las charlas en el café siempre eludían los temas políticos, se hablaba de las cosas cotidianas y sobre todo de fútbol. “El era fanático de Boca y de Rojitas (Angel Clemente Rojas), por eso siempre le hacía una broma que para él era de mal gusto: cuando los bosteros perdían, pasaba por la casa y en lugar de dejarle el ‘Así es Boca’, le tiraba la revista ‘River’” (se ríe).
Sin saberlo, Norberto, al mencionar a Rojitas, brinda una información importante para develar una de las tantas incógnitas sobre los movimientos de Chiappe en la Argentina. Angel Clemente Rojas jugó en Boca desde su debut en mayo de 1963 hasta comienzos de la década del setenta. De Chiappe se sabe que en 1968 fue acusado de robar 68 millones de pesos de la sucursal Boedo del Banco Nación, pero sigue en un limbo por qué no estuvo mucho tiempo preso por ese hecho y dónde se refugió para eludir lo que debería haber sido una persecución judicial y policial. Ahora se sabe que estuvo en Monte Castro, paseando perros, sin problemas, junto con su mujer y su hija recién nacida.
Una impunidad que tal vez se explica por su relación con el también mítico agente de inteligencia Aníbal Gordon. De Francoise se sabe que cayó preso en Córdoba, recién a comienzos de los setenta, cuando era uno de los personajes más buscados de Interpol, por tráfico de heroína, armas y trata de personas. Recién con esa detención Norberto supo la identidad de su “amigo” francés: “Una vecina me mostró una nota que salió en Primera Plana y que ella había comprado en mi kiosco, donde estaba toda la biografía y la identidad de él”.
A Norberto hoy le parece loco que, siendo canillita, no se haya enterado antes del “currículum” de Chiappe. En esos años, la revista Así y el diario Crónica, que había salido a la calle en 1963, difundían en primera plana los casos policiales de mayor impacto en la Argentina y en el mundo. “Con mi hermano nos sentábamos en el bar, del lado de la ventana, para seguir atendiendo el kiosco. En la otra mesa estaba Francois, siempre acompañado por un hombre que mi hermano cree que era (Lucien) Sarti”, la mano derecha de Chiappe y a quien incluso se llegó a señalar como el supuesto “verdadero asesino” de John Kennedy.
“Y no sólo estaba siempre el supuesto Sarti, sino que en la calle, en un Peugeot 504 último modelo (era el auto ‘de moda’ en esos años), lo esperaba el chofer, porque él nunca manejaba”. Tiempo después, Norberto escuchó versiones según las cuales “al chofer lo habían matado a tiros, junto con Sarti, a quien también lo habían liquidado”. A Sarti lo mataron a tiros en la ciudad de México, durante un operativo policial para ponerle fin a una organización dedicada al tráfico de estupefacientes. El canillita de Monte Castro no salía de su asombro con cada noticia sobre una persona que había ganado su afecto.
La charla con PáginaI12 se hizo en una mesa al lado de la ventana, sobre la vereda de Jonte donde estaba el kiosco histórico de la familia Vozza y que fue inaugurado por el padre de Norberto, oriundo de un pueblito del sur de Italia llamado San Benedetto. En la misma ubicación desde la que compartieron los vermut con Chiappe y su comitiva. Ya no están las mesas de billar y el café es hoy la pizzería San Pedro.
Norberto conoció a la mujer de Chiappe, Margarita Naval, “una mujer de 30 años que tenía como 25 menos que él, y una beba de un año”. El único diálogo que tuvo con la mujer de Francoise fue cuando ella le confirmó que “lo habían atrapado” y que ya no le llevara el Así es Boca. La hija de Chiappe siguió viviendo en el barrio, junto con su madre, y estudió en el Colegio secundario San Pedro. Norberto recordó que “una vez la vi a la hija de Chiappe en televisión, en el Canal 13, pidiendo el indulto de su padre, a quien definía como ‘un pobre anciano’ injustamente perseguido”.
Con el tiempo, Norberto se enteró de la primera detención de Chiappe y de su salida en libertad el 25 de mayo de 1973, junto con los presos políticos favorecidos por la amnistía dispuesta por el entonces presidente Héctor J. Cámpora. En ese momento también quedó libre Aníbal Gordon. Y luego se enteró de su segunda detención, en 1976, en la ciudad cordobesa de La Falda. En declaraciones al diario Clarín, en la edición del viernes 16 de mayo de 1997, Chiappe se consideró “un preso político”.
El recuerdo que tiene Norberto de Chiappe no cambia con el paso del tiempo, ni con el hecho de haber conocido su verdadera historia: “Era un tipo muy discreto, siempre estaba vestido igual, con una campera marrón, un pantalón sport, nunca hacía alarde de tener mucho dinero y de nada que se le parezca. Nada en él llamaba la atención, salvo las manos muy cuidadas, y siempre con una particular posición, juntas, casi a la altura del pecho, casi cruzadas, con el dedo índice hacia abajo”, tal como aparece en la mayoría de las fotos publicadas en los diarios del mundo.
–Si Chiappe siguiera vivo, sabiendo quién era, ¿se sentaría a tomar un café con él? –le preguntó PáginaI12.
–Sí ¿por qué no? A mí nunca me hizo nada.