Desde Santa Fe.
Victorio Paulón (foto) fue uno de los 250 obreros metalúrgicos de Villa Constitución que pasaron por las celdas de Coronda, entre 1975 y 1976, después de la represión y el golpe. El jueves, declaró ante el Tribunal Oral de Santa Fe en el juicio a los ex comandantes de Gendarmería, Adolfo Kushidonchi y Juan Angel Domínguez, quienes se alternaron en el comando de la cárcel durante la dictadura. Recordó a su amigo y ex compañero de militancia desaparecido, César Raúl Tabares, el último director de Institutos Penales del Frejuli. Y asoció las amenazas que sufría de la Triple A, el atentado en su casa y el "movimiento" que operó para desplazarlo del con su secuestro en enero de 1977, en Rosario. "El origen de la desaparición de Tabares es por lo que hizo en la cárcel de Coronda" bajo el mandato constitucional que ordena "cárceles sanas y limpias, para seguridad y no para castigo de los presos".
Histórico del sindicalismo combativo, Paulón es hoy secretario de Derechos Humanos de la CTA e integra la comisión directiva del CELS. Cayó en mayo de 1975 porque integraba el comité de huelga de Villa Constitución. Estuvo doce días en la Jefatura de Rosario y luego junto a 30 compañeros lo trasladaron a Coronda. Allí se encontró con Tabares, quien estaba al frente de Institutos Penales, pero se había refugiado en la cárcel por las amenazas de la Triple A. El abrazo entre ambos es conocido. La política de Tabares era "humanizar" las cárceles de la provincia -dijo Paulón-, en Coronda autorizó las visitas largas los fines de semana y el acceso a la lectura, lo que generó el "malestar y la bronca del núcleo duro" del Servicio Penitenciario.
"Coronda era un campo de experimentación de la destrucción física y moral de las personas. Era sorprendente el fanatismo ideológico de los cabecillas de la cárcel. El grado de convencimiento de las torturas y la formación que tenían, acorde a la doctrina de la Seguridad Nacional y el terrorismo de Estado", agregó. Cuando le preguntaron por prefectos y gendarmes que operaban puertas adentro, Paulón mencionó a varios. Un tal "Rodríguez", al que llamaban "Sobaco" era "muy obsesivo con nosotros, especialmente conmigo", dijo. Y señaló a "Mattos y Acosta" como "los jefes del movimiento que culminó con la renuncia de Tabares", en setiembre de 1975.