Ricardo Centurión protagonizó otro escándalo extrafutbolístico al pasar dos semáforos en rojo, negarse al test de alcoholemia e intentar sobornar a un oficial de la municipalidad de Lanús. El hecho ocurrió ayer a las 8 de la mañana y el jefe de Gabinete y responsable del área de Seguridad de Lanús, Diego Kravetz, contó que el delantero de Racing puso “en riesgo la vida de los chicos que cruzaban por el corredor escolar” y que por ese motivo los agentes de tránsito decidieron “detener la marcha del vehículo”. “Yo tengo plata para arreglar esto, es una boludez. Te puedo cubrir todo el mes”, dijo el volante ofensivo en un video difundido por las redes sociales. “No justifico la actitud de él con la policía, pero me da la sensación de que lo estaban esperando”, consideró el titular de la Academia, Víctor Blanco, sobre el último de los incidentes en la vida privada de Ricky (ver aparte).
Centurión volvió a ser protagonista de un hecho policial tras haber cruzado un semáforo en rojo en las intersecciones de la calles Sáenz Peña y De la Cruz, una zona escolar de Lanús. En apariencia, el jugador estaba en estado de ebriedad, por lo que le retuvieron el vehículo, aunque se negó a hacerse el control de alcoholemia y hasta tuvo un cruce de palabras y tratos agresivos con los oficiales, a quienes quiso sobornar. “Ahora se abrirán dos vías: por un lado, los temas relacionados con las faltas de tránsito en una zona de escuelas y el tema de negarse al test de alcoholemia, puntos que resolverá el Tribunal de Faltas si Centurión tiene antecedentes en la comuna de Lanús; además se investigará si hubo intento de soborno, y en ese caso haríamos una denuncia penal”, explicó Kravetz, secretario de Seguridad de dicho partido del sur del conurbano.
Según datos oficiales, el dominio del BMW negro del delantero de Racing posee 18 multas en Capital por un valor cercano a los 40 mil pesos, y aún deben cargar en la provincia de Buenos Aires las infracciones que cometió en Lanús, que hasta el momento suman 6700 pesos. “El valor de las multas que debería abonar el jugador rondaría los 80 mil pesos”, apuntó Kravetz, que concluyó: “La acción irresponsable que cometió Centurión podría haber puesto en peligro la vida de niños que cruzaban por ese corredor escolar para ir a clases”. El jugador aseguró que el auto pertenecía a una agencia, pero lo cierto es que su interior olía a bebidas más que espirituosas.