El presidente Vladimir Putin, reelegido con una aplastante mayoría, la más importante en 18 años de poder, inicia su cuarto mandato fortalecido frente a las potencias occidentales que acusan a Moscú del envenenamiento del ex doble agente ruso en Inglaterra.
Putin, que desde 1999 está al mando de Rusia, como presidente o como primer ministro, dejará el cargo en 2024, cuando cumpla 72 años. Al ser consultado el domingo sobre una posible candidatura para esa fecha respondió: ¿”Quedarme aquí hasta que tenga cien años? No”. Su victoria no tiene precedentes en sus 18 años en el poder, en unos comicios en los que la participación fue superior a la de las presidenciales de 2012. Con el 99,8 por ciento escrutado, Putin logró el 76,67 por ciento de los votos, mucho más que el 63,6 por ciento que obtuvo en 2012, según la Comisión Electoral.
La oposición y las oenegés denunciaron irregularidades, con urnas llenas antes del voto o el traslado de trabajadores en micros hasta colegios electorales presionados por sus jefes.
La Unión Europea lamentó las “violaciones y deficiencias” que denunciaron los observadores de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), especialmente la ausencia de competencia y las presiones sobre los opositores a Putin. “La elección se desarrolló en un ambiente jurídico y político demasiado controlado, marcado por una presión continua sobre las voces críticas. Esperamos que Rusia aborde las violaciones y deficiencias informadas” por los observadores, dijo la UE en un comunicado.
Rusia ha vuelto al centro del tablero internacional al precio de un clima de tensión con los países occidentales que no se vivía desde el fin de la Guerra Fría.
Ayer, Putin dijo estar listo para dialogar con todos los países del mundo, pero advirtió que no todo dependía de ellos, “es como en el amor, se necesita que las dos partes vean un interés, si no, no hay amor”. El presidente reelecto, que durante la campaña se ufanó de las capacidades militares de su país y de sus misiles nucleares “invencibles”, aseguró que este año y en 2019 Rusia reducirá los gastos militares.
A diferencia de los dirigentes de países aliados como China, India o Venezuela, los de las potencias occidentales tardaron ayer en felicitar a Putin. El presidente francés, Emmanuel Macron, que habló con su par ruso, le deseó “éxito en la modernización política, democrática, económica y social del país”. Alemania hizo saber por su parte que la canciller Angela Merkel enviaría un telegrama a Putin.
El conflicto en Siria, la crisis ucraniana o las acusaciones de injerencia rusa en la elección de Donald Trump en Estados Unidos alimentan la confrontación este-oeste, que se acentuó la semana pasada cuando Londres acusó a Moscú de haber envenenado a un exespía ruso en Reino Unido.
El domingo, en su primera rueda de prensa tras la victoria, Putin aseguró que acusar a Rusia por ese caso es “un gran disparate” pero añadió que Moscú está “dispuesto a cooperar” con Londres en la investigación.
A pesar de ello el canciller británico, Boris Johnson, dijo ayer que considera “cada vez más absurdos” las desmentidas de Rusia sobre su implicación. El Kremlin quiso relativizar las tensiones y el portavoz Dmitri Peskov dijo que “la sociedad está unida, no por algún tipo de ataque, sino para apoyar un proyecto de desarrollo del país”.
Rusia “seguirá siendo un socio difícil”, estimó no obstante el ministro de Relaciones Exteriores alemán, Heiko Maas. “Pero necesitamos a Rusia para encontrar soluciones a los grandes problemas internacionales”, añadió.
Putin recibió la felicitación del presidente chino Xi Jinping que aseguró que la relación entre ambos países está en su mejor momento. El venezolano Nicolás Maduro también le felicitó, igual que el boliviano Evo Morales.