El rinoceronte blanco del norte quedó al borde la extinción con la muerte de Sudán, el último espécimen macho del mundo. Sus 45 años eran equivalentes a 90 de un ser humano. Sólo viven dos hembras, su hija Najin y su nieta Fatu, que podrían ser inseminadas.
Sudán había nacido en el actual Sudán del Sur en 1973. Se calcula que en aquel entonces quedaban 700 especímenes vivos. Su captura y traslado a un zoológico de Checoslovaquia le salvó la vida. Tuvo dos hembras, una de ellas muerta en 2015.
Desde 2009 vivía en Kenia, junto a una de sus hembras, con el propósito de que se reprodujeran en su hábitat natural, pero no fue posible. El rinocerente blanco del norte se extinguió en el medio salvaje en 2008, mientras que de la otra subespecie, el rinoceronte blanco del sur, quedan aproximadamente 20 mil ejemplares.