El ex presidente de Ecuador Rafael Correa recibió ayer el doctorado Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario en una visita a la ciudad con su habitual lectura frontal de la época. "Asistimos a un nuevo plan Cóndor, sin botas militares porque la derecha ya no las necesita porque ahora cuenta con la complicidad de los medios de comunicación y la judicialización de la política, persiguiendo y encarcelando", analizó. Y el resultado de este nuevo ciclo reflejado en la ofensiva neoliberal en Latinoamérica, acogido por los sectores populares incluso, es el "síndrome de doña Florinda", según dijo en una de las reflexiones que dejó ayer ante la prensa local y en el Espacio Cultural Universitario donde fue distinguido con el título honorífico.
Correa, que presidió el país andino entre 2007 y 2017, reside en Bélgica, desde donde enfrenta los cargos judiciales que dispara el poder actual de su país, gobernado por Lenin Moreno, su ex vicepresidente ahora puesto en su primer perseguidor. "Moreno es el (Michael) Temer de Ecuador", dijo Correa.
Arribó a Rosario desde Brasil, donde se entrevistó con Lula Da Silva. "Lo veo optimista a pesar de la aberración jurídica que le están haciendo. Si en Venezuela hicieran eso con un opositor, ya estaría invadida. Lo que pasa es que la oligarquía brasileña tiene una papa caliente: Lula preso es un héroe, Lula muerto es un mártir, y Lula libre es Presidente", sintetizó el ecuatoriano con la misma sencillez profunda con la que analiza el presente político y económico de la región.
El hombre que sostuvo el eje bolivariano con el chavismo venezolano, Evo Morales en Bolivia y Néstor Kirchner aquí evita opinar sobre la política del país que visita. Pero ensayó un análisis con alguna autocrítica, determinada por el contexto. "Hay un retroceso mundial de los gobiernos progresistas. En 2014 detectamos que se venía una restauración conservadora. Fuimos exitosos en el poder, pero tuvimos errores y ellos los supieron explotar. Ahora ese discurso ya es un verdadero plan Cóndor, ya no con botas militares porque no las necesitan: es suficiente con sus medios de comunicación y con judicializar la política, meter preso o quebrar a cualquier oponente. Tenemos preso al vicepresidente de Ecuador (su aliado Jorge Glas, acusado por Lenin Moreno) y sin pruebas. Y América Latina no dice nada. A mí ya me abrieron 5 o 6 causas, me hacen gastar en abogados, me desequilibran lo económico, lo familiar. Al Capone será un bebé de pecho al lado mío. Y América Latina mira para otro lado", reprochó.
"No respetan la democracia -prosiguió el ecuatoriano- como en Brasil, ni los derechos humanos; acaban de asesinar a Marielle Franco. En Ecuador pasa algo terrible, hicieron una consulta popular inconstitucional y sin control, donde el gobierno rompió la división de poderes, sacó al vicepresidente y copan la Asamblea, el parlamento". "Es un verdadero plan Cóndor, sin botas pero con mecanismos más sutiles como la judicialización de la política y la complicidad de cierta prensa", afirmó el ex mandatario.
Correa describió el período 2002/12 como una "época de oro" para Latinoamérica. "Mientras el mundo retrocedía en equidad, América Latina disminuía su inequidad, aunque sigue siendo de las regiones más desiguales del mundo". Pero ese tiempo se interrumpió en 2014 por "un cambio de ciclo económico con el desplome del precio de los commodities". "Y la derecha -agregó- ha tenido la habilidad de decir que la culpa la tienen las políticas de izquierda. Los padres de familia compran ese discurso si su hijo no consigue trabajo".
El otro factor para explicar esa "restauración conservadora" es la judicialización de la política. "Es inevitable que aparezcan casos de corrupción en el ejercicio del poder, más en diez años de gobierno como el mío. La estructural ya no existe, pero sí hubieron dos casos con empresas transnacionales, una refinería y con Odebrecht. Yo la expulsé en 2008 porque construyeron mal una represa y no querían reconocerlo, y entonces yo era un animal que no sabía tratar a los inversores. Ellos finalmente reconocieron, aceptaron pagar y reparar la represa y volver. Yo se los concedí, y entonces me culparon por hacerla retornar. Ahora soy cómplice por no saber de sus paraísos fiscales y sus sobornos en el mundo. La derecha sabe muy bien usar la lucha contra la corrupción como instrumento de politiquería y de persecución". Y pidió perdón por un coterráneo, el publicista Jaime Durán Barba, mentor del macrismo. "Todo eso es libreto de Durán, y creo que aquí aplican lo mismo", dijo Correa.
El gestor de la recuperación que llamó Revolución Ciudadana señaló: "La izquierda fue exitosa en el poder, pero enfrenta el inevitable desgaste del poder, el cambio de ciclo económico, algunos casos de corrupción y es víctima de su propio éxito, porque logró sacar a 168 millones de pobres de la pobreza, el Partido de los Trabajadores en Brasil sacó a 38 millones de personas de la pobreza, pero ninguna defendió a Dilma cuando le hacían el golpe parlamentario. No logramos crear conciencia", lamentó.
Como ya es habitual en sus disertaciones, Correa cita al escritor argentino Rafael Ton y su singular teoría sobre el "síndrome de Doña Florinda", aquel popular personaje de la serie mexicana El Chavo. "Es esa clase media que dejó de ser pobre y se cree superior al resto, que malcría a su engreído hijo Quico, que maltrata al pobre obrero Don Ramón, que llama chusma al resto y que vota por la supuesta 'gente de bien', por el capitalista compasivo Don Barriga".