Para el equipo económico el mundo no enfrenta una guerra comercial pese a las medidas proteccionistas de Estados Unidos, que también afectan a la Argentina. Así lo aseguraron ayer el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, quienes dieron el cierre formal al primer encuentro de ministros de Finanzas y banqueros centrales del G-20, que se realizó hasta ayer en Buenos Aires. Los funcionarios dieron una breve conferencia de prensa en la que reivindicaron la necesidad de estimular el libre comercio para potenciar la actividad, incentivar la inversión y crear empleo. “La Argentina se basa en su respeto al multilateralismo y a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Le reiteramos al secretario del Tesoro estadounidense (Steven Mnuchin) el pedido de que excluya a nuestro país del alza de los aranceles al acero y aluminio, pero tampoco primó la visión de que estemos en una guerra comercial”, aseguró Dujovne. Minutos después Mnuchin ofreció una charla informal con periodistas en la que aseguró: “no tenemos miedo a una guerra comercial” (ver aparte).
El cierre del evento estuvo a cargo de los funcionarios del país anfitrión en una rueda de prensa en la que hubo varias preguntas pero escasas respuestas concretas. La visión protocolarmente optimista pareció alejarse de la tensión que existe entre los líderes de los países participantes por el constante proteccionismo de Estados Unidos, el cual va a contramano del libre comercio y la desregulación que le recomiendan a países como la Argentina. Sólo la suba de aranceles al biocombustible y recientemente al acero y el aluminio le generarán a la Argentina una pérdida de casi 2000 millones de dólares, 1200 millones por biocombustible y 750 por la exportaciones siderúrgicas. Es por eso que en el salón de conferencias, un apartado cercano a la sala de prensa, el único espacio de contacto con las comitivas, se replicó la misma pregunta de diferentes modos en busca de respuestas.
“¿Estamos bien, no?”, preguntó Dujovne ante micrófonos que no amplificaban su discurso. “Hemos terminado la reunión de ministros y gobernadores de bancos centrales, en el cual se ratificó la importancia del G-20 como mecanismo de coordinación de política. Esta reunión nos encuentra con una intensa agenda de reformas domésticas”, señaló el titular de Hacienda. En la jornada anterior, los funcionarios argentinos, como anfitriones, recibieron un documento de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el que se destacan para el caso de la Argentina algunas de las reformas implementadas en diciembre en materia impositiva y jubilatoria, pero insta a que se profundice la desregulación financiera y la apertura comercial.
“En esta reunión en particular se ha reafirmado como un mensaje muy claro la importancia del comercio internacional como factor fundamental del crecimiento, la producción, la innovación y la creación de empleo. Por su parte, la Argentina presentó tres prioridades: futuro del trabajo, salud alimentaria e infraestructura para el crecimiento. Y el tema de la igualdad de género que es transversal a todos los temas”, detalló Dujovne. Sin más detalle, aseguró que en lo referente a empleo, se va a trabajar en la reunión ministerial de octubre.
Sturzenegger aseguró que hubo un nivel de diálogo intenso, con visiones contrapuestas respecto a una mayor o menor regulación financiera. Las reuniones del G-20 en la Argentina discurren a diez años del estallido de la burbuja inmobiliaria y las promesas de una mayor regulación que quedaron en el tintero ante una recuperación de la actividad global. “El mundo llegó a esta presidencia con un proceso de crecimiento mucho más fuerte; el mismo que había antes de la crisis de 2008”, aseguró el titular del BCRA. “Pero ahora hay un gran debate respecto de las vulnerabilidades de ese crecimiento”, agregó Sturzenegger. De esta manera, el funcionario incluyó el tema de las criptomonedas, donde, según dijo, había dos vertientes de análisis: “si hay o no que regularlas”. “Recibimos un fuerte mandato de que hay que vigilarlas”, dijo el banquero central sin indicar que la principal impulsora de esa vigilancia es la gerente general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde.
Respecto al comercio global, Sturzenegger también negó que se esté en la antesala de una guerra comercial, mientras que Dujovne hizo lo suyo respecto a devaluaciones competitivas entre los países (lo que se denomina en el ámbito económico como guerra de monedas). “Estas reuniones fueron para concientizar en la necesidad de trabajar de manera constructiva sobre el comercio”, sostuvo el titular del Central.
Por último, y ante los rumores de que las negociaciones para un acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea estén empantanadas, el ministro de Hacienda se desligó del tema aduciendo que esas decisiones se toman en el seno de cada mercado comunitario. “Pero reafirmamos nuestra visión optimista de una posibilidad cercana de acuerdo comercial”, concluyó el funcionario en la escueta conferencia de prensa.