Por acción u omisión, el riesgo de una guerra comercial desatada a partir del mayor proteccionismo de los Estados Unidos acaparó la escena de la primera reunión de ministro de Hacienda y gobernadores de Bancos Centrales que se realizó en Buenos Aires. En dos días de reuniones se hizo hincapié en la necesidad de avanzar en un mayor “multilateralismo del comercio”. La preocupación quedó reflejada, aunque de manera elíptica, en el documento final de la cumbre. Allí se sostiene que “el comercio internacional y la inversión son motores importantes del crecimiento, la productividad, la innovación, la creación de empleo y el desarrollo”. El documento, que reconoce que se requiere de un mayor diálogo en política comercial, despliega además una serie de generalidades, como la de evitar vulnerabilidades propias de un crecimiento acelerado, apoyar la inclusión con políticas públicas, mejorar la infraestructura, avanzar en reformas que permitan una mayor transparencia impositiva y luchar contra el lavado de activos y el financiamiento del terrorismo. Con excepción del funcionamiento novedoso de las criptomonedas, no hubo referencias concretas a la necesidad de regular el sistema financiero ni a atacar la proliferación de guaridas fiscales.
Antes de que se conociera el documento, el presidente Mauricio Macri acudió al evento para dar unas palabras a modo de cierre ante los funcionarios presentes. “Los argentinos estamos transitando una nueva etapa que invita al entusiasmo. Hemos decidido integrarnos al mundo y emprender un camino de crecimiento con reformas graduales”, les dijo en clave marketinera.
Encandilados por un presente de recuperación de la economía global, la discusión acerca de redoblar controles para evitar nuevas burbujas cedió su lugar a una decálogo de buenas intenciones y recetas de ajuste. “Las perspectivas económicas globales han mejorado desde nuestra última reunión en octubre de 2017, con el aumento sincronizado de crecimiento más amplio desde 2010 y un repunte en la inversión y el comercio”, asegura el comunicado de los ministros y banqueros centrales. De todos modos, reconoce que en los últimos meses hubo una alta volatilidad de los mercados que debe atenderse. “Es un recordatorio de los riesgos y las vulnerabilidades”, aclara. En este punto, alerta sobre el impacto que pueda tener una política monetaria más restrictiva por parte de las economías desarrolladas, más específicamente una suba de tasas de interés en los Estados Unidos, lo que podría generar “un aumento de las tensiones económicas y geopolíticas”.
El punto sobre el que debería tomar nota el equipo económico de Cambiemos es el referido a la necesidad de “garantizar que la deuda como porcentaje del PBI se encuentre en un sendero sostenible” “El aumento de los niveles de deuda en los países de bajos ingresos ha generado preocupaciones sobre las vulnerabilidades de la deuda en estas economías. Estamos de acuerdo en que el desarrollo de capacidades en la gestión de las finanzas públicas, el fortalecimiento de políticas domésticas y mejoras en el intercambio de información podrían ayudar a evitar nuevos problemas de endeudamiento en los países de bajos ingresos. Abogamos por una mayor transparencia, tanto del lado de los deudores como de los acreedores”, advierte el documento. También hubo un mensaje respecto de la política monetaria: “La volatilidad excesiva o los movimientos desordenados de los tipos de cambio pueden tener consecuencias adversas para la estabilidad económica y financiera. Nos abstendremos de devaluaciones competitivas y no usaremos nuestros tipos de cambio para esos fines”.
En lo referente al control del sistema financiero global, asegura que debe permanecer abierto, resiliente (adaptable), apoyando el crecimiento y basado en estándares internacionales acordados. “Continuaremos monitoreando cuidadosamente y, en caso de que sea necesario, abordando los riesgos emergentes y las vulnerabilidades en el sistema financiero”, es la conclusión lavada del G-20. Otro punto, acordado a partir de la presencia de la titular del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, fue el de las cuotas dentro del organismo. “Estamos comprometidos a concluir la Decimoquinta Revisión General de Cuotas del FMI y acordar una nueva fórmula para el cálculo”, detalla el comunicado. Según aclara, se daría un incremento a economías más dinámicas, “protegiendo la voz y representación de miembros más pobres”. Finalmente, se insistió en crear la infraestructura necesaria para impulsar la productividad y mejorar la conectividad de los ciudadanos.