En estos días, la histórica consigna recorrió con más fuerza que nunca las calles de importantes ciudades de América Latina después del asesinato de Marielle, la joven concejala afrobrasileña, que defendía también desde el feminismo los derechos de las personas que viven en las favelas, mayormente negras, pobres de la ciudad imán de Rio de Janeiro. En Argentina sectores liberales, en un gesto de nacionalismo, cuestionan la emulación y el uso de la consigna de los estadounidenses. Para nosotrxs, en el contexto político y social de retroceso que estamos viviendo, que también conlleva la muerte y la represión a la comunidad afro en el país que le dio origen, se legitima y motiva en nuestras luchas actuales.
En Argentina, toma cuerpo por los asesinatos de migrantes senegaleses que no se cesan. Si de estadísticas se tratan sabemos fehacientemente que en los últimos dos años más 10 senegaleses fueron impunemente asesinados. Entre ellos, Ba Adama Samba, residente en Argentina, fue baleado en la zona de San Justo y en 2016 fue el caso de nuestro querido y recordado Massar BA, de ellos se dice y sabe muy poco. Al mismo tiempo, el protocolo de represión a los vendedores ambulantes en la Ciudad y la Provincia de Buenos Aires se cumple al pie de la letra por encima de los derechos “básicos” de trabajo digno, vivienda, salud y previsionales, confirmando el retroceso en términos teóricos y prácticos del desarrollo del concepto de los derechos humanos y desde el enclave del derecho a la sobrevivencia. El colmo de la impunidad lo expone el Poder Judicial emitiendo órdenes de allanamiento a los hoteles, donde mayoritariamente alquilan habitaciones ciudadanos senegaleses. Además, en algunos casos esas órdenes explicitan las tareas de inteligencia ilegal que hace la policía sobre los hoteles donde en condiciones de hacinamiento viven los ciudadanos senegaleses en el barrio de Constitución.
Muy pocos movimientos sociales tomas nuestras reivindicaciones, una de ellos es la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) ponen el cuerpo y asumen en su agenda el respeto y la defensa de los DDHH de muchos migrantes, entre ellxs lxs senegaleses.
Así mismo el Estado argentino comienza a dar los primeros pasos en los objetivos del “Decenio Internacional para los Afrodescendientes: reconocimiento, justicia y desarrollo” (2015/2024), proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas. El Decreto 658/2017 establece la realización de políticas públicas enmarcadas en los objetivos del Decenio y asume un plan de acción que lamentablemente se neutraliza socialmente cuando el Presidente de la Nación asume en Davos que todos los argentinos descienden de los barcos europeos. Así se vuelven a instalar discursos eurocentrados que creíamos se habían dejado definitivamente atrás. El cambio de paradigma político en la Argentina tiene su correlato en el resurgimiento de discursos de creciente intolerancia religiosa, xenofobia y racismo donde los migrantes negros son vistos como los que engrosan la pobreza, la marginalidad y explicitan en la calle la falta de políticas de inclusión social para los migrantes.
La realidad en el plano internacional, de la que no escapa la Argentina, genera preocupación en el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial. En su último informe, capítulo sobre los “motivos de preocupación y recomendaciones” respecto de la discriminación estructural sostiene que: “El Comité continúa preocupado por la discriminación estructural de la cual continúan siendo víctimas los pueblos indígenas y los afrodescendientes, así como la invisibilidad a la que se enfrentan estos últimos respecto a sus derechos”. En el mismo informe se afirma que “La discriminación estructural limita el acceso de los pueblos indígenas y de los afrodescendientes al cumplimiento de los estándares internacionales mínimos en el ámbito del desarrollo, incluidos los reflejados en los Objetivos de Desarrollo Sostenible”. También, el Comité lamenta “la falta de acceso a servicios básicos de las comunidades indígenas, afrodescendientes y migrantes, particularmente aquellos en situación irregular”.
Finalmente, el Comité está particularmente preocupado por la muerte de Massar Ba, líder de la comunidad senegalesa, asesinado en marzo de 2016, lamentando la falta de avances en la investigación de su asesinato.
En este marco, el rol de la sociedad civil afro es denunciar el racismo y promover el cumplimiento de los objetivos del decenio, proponiendo y aportando al proceso de construcción de políticas públicas. Distintos sectores se vienen empoderando en sus derechos, exigiendo información y promoviendo iniciativas que desarrollen políticas públicas trasversales en el Estado, como el proyecto de Ley de creación del Instituto Nacional de Asuntos Afroargentinos, Afrodescendientes y Africanos, presentado por las organizaciones nucleadas en la Comisión 8 de Noviembre “Día Nacional de las y los Afroargentinas/os y la cultura Afro”
Por eso también salimos a las calles, para seguir poniendo el cuerpo en la lucha contra el racismo porque nos quieren correr de los territorios, de los barrios porteños, porque la Policía impide realizar el temple de tambores en la calle, apagando nuestros fuegos y amedrentando a nuestros referentes culturales, en este caso del candombe.
Por eso hoy gritamos: ¡Basta de asesinatos a africanos y afrodescendientes! ¡Justicia por Massar Ba!, ¡Basta de violencia racista e institucional!, ¡Basta de racismo patriarcal!, ¡No al cierre del movimiento afro cultural! Y ¡Basta de represión a la cultura en las prácticas callejeras! l
* Agrupación Xango