Esta historia de gestos mediáticos y atropellos en las sombras empieza así:
A comienzos del 2017, Eidan y Juli reciben un llamado de una conocida que trabajaba en la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires. Le habían encomendado buscar dos personas trans para ser incorporadxs a la Defensoría, que aparentemente pretendía adecuarse a lo dispuesto por la ley de cupo, aun sin que esta estuviera reglamentada. Era una buena señal a la comunidad. La felicidad generada por esta nueva posibilidad les invadió a ambas candidatas. Pero las actitudes que los hicieron dudar de este buen gesto político no tardaron en llegar: “pusieron nuestros nombres sin autorización en el diario El Día para noticias que cumplían con el cupo”, cuenta Eidan.
“Soy de Laferrere, y cuándo planteé esto me prometieron de palabra pasarme a mitad de año de La Plata a una sede en Capital, pero no sucedió”, agrega Juli.
El tiempo pasó. El viaje de tres horas ida y vuelta a La Plata, que duplicaba la jornada de 6 horas, desgastó mucho a Juli. “comencé a tener pérdida grave de cabello y mucho estrés. Fui a un psiquiatra que me realizó un certificado por estrés laboral, pero Recursos Humanos no lo aceptó: según mi contrato no tengo derecho a estas licencias. Me vi forzada a faltar sin justificación una semana. Luego me llegó la recisión de mi contrato por mail.”
A Eidan lo hicieron esperar hasta el final: “estuve un mes entero sin voz, pero no presenté certificado por miedo a pasar lo mismo que Juli. En diciembre me dijeron que me tome libre las dos últimas semanas, porque de todos modos no iba a continuar.”
Vulneradxs, precarizadxs, excluidxs. Situaciones comunes a grandes capas de la población bajo la era macrista. Pero para las personas trans-travestis, un destino histórico. Eidan y Juli vieron este viejo destino de marginalidad ceñirse una vez más sobre ellxs. “Nuestros reemplazos no son personas trans, no han mantenido siquiera el cupo. Somos lxs unicxs despedidxs del 2017. Queremos una solución dada por Guido Lorenzino, el Defensor del Pueblo”. Es en este caso, sin lugar a dudas, el responsable directo. Más para lograr evitar a futuro nuevas arbitrariedades (entiéndase el concepto de idoneidad, los contratos precarios y la continuidad del cupo), necesitamos que la ley sea efectiva: en opinión de quien escribe, es momento de una Campaña Nacional por el Cupo Laboral Trans, coordinado en el país por activistas trans travestis, acompañadxs por todo el resto de la sociedad. l