Con dobles de cuerpo y pinceladas a lo Brian De Palma, una clara evocación a la clásica y sesentosa Repulsión de Roman Polanski, protagonizada por una joven y perturbada Catherine Deneuve, y un puñado de evidentes influencias de la siniestra Dead Ringers de David Cronenberg con su pareja de ginecólogos gemelos especializados en fertilidad femenina, El amante doble, la última película de la queen del cine queer de culto francés François Ozon, tira por los aires toda represión y ropajes para sumergirse sin tabúes en un mar de fantasías sexuales, corporales y vinculares entre personas jóvenes, bellas y refinadas de la clase alta parisina. Chloé, exitosa ex modelo de 25 años, sufre constantes dolores estomacales que perturban seriamente su existencia, pero al descubrir que los estudios médicos no develan ningún problema fisiológico decide iniciar una terapia con un apuesto psiquiatra. A la par de que las sesiones y las relaciones rápidamente comienzan a evolucionar aumenta la obsesión de Chloé por su analista y sus repentinas otras vidas, activando en ella una serie de fantasías insospechadas que la alejan gradualmente de la deseada felicidad empaquetada, tan promocionada como aburguesada y clasista, para transportarla hacia desconocidos mundos de experimentación sexual habitados por un laberinto de máscaras, dobles personalidades, falsas identidades y los placeres ocultos que, como ya lo adelanta su título, incluye gemelos malditos, prácticas sadomasoquistas, corporeidades mutantes y hasta una cinturonga como viaje sin retorno hacia el fin de la noche y de las buenas costumbres, tan aburridas y promovidas por la moralina europea.
“Quería tratar el tema de los gemelos como algo fascinante, monstruoso y artístico. La deriva del film es brutal e implacable, como la sexualidad, el subconsciente y el deseo”, comentó Ozon recientemente sobre su última película. Será por eso que la imparable y creciente indagación corporal y sexual de sus protagonistas se ve constantemente acompañada por el recurrente juego de espejos y escaleras caracol que operan como un manifiesto visual sobre las múltiples versiones, posibilidades, enfrentamientos e identidades mudables que habitan en su interior y habilitan, a su vez, la liberación instintiva de sus acciones, sin duda más peligrosas y tentadoras para Chloé que los modales y las morales propias de los barrios más paquetes de la capital francesa. Transitada casi por completo dentro de los muros de un universo onírico creado con una estética visual refinada y por demás elegante, en El amante doble François Ozon construye una historia claustrofóbica de suspenso posada sobre un escenario psicosexual hitchcockeano que lo devuelve hacia un trabajo más fantástico, explícito y cínico que el de su anterior romancero homoerótico Frantz. “Amar nunca salvó a nadie”, hasta le hace decir a uno de sus personajes en los pasillos hospitalizados de su nueva obra. l
El amante doble se estrena en Buenos Aires el jueves 29 de marzo.