El Colegio de Médicos de la provincia de Buenos Aires decidió suspender un debate sobre la despenalización del aborto en la capital provincial tras las críticas que recibió de asociaciones de profesionales de la salud y de integrantes de la Campaña nacional por el derecho al aborto ante la presencia del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, como disertante, y la subrepresentación de las mujeres en un panel conformado en su mayoría por hombres. El presidente de la Asociación Sindical de Profesionales de la Salud de la Provincia de Buenos Aires (Cicop), Fernando Corsiglia, sostuvo que “el aborto es un gravísimo problema de salud pública y como tal debe ser abordado. Con una mirada sanitaria, no religiosa, y de respeto a la decisión de las mujeres sobre su propio cuerpo, y donde se escuche la voz de las mujeres”.
La mesa para debatir la despenalización del aborto, que se iba a realizar el próximo 22 de mayo, estaba integrada por el presidente del Colegio de Médicos Jorge Mazzone; Elisa Estenssoro, jefa de Terapia Intensiva del Hospital San Martín e integrante de la Subcomisión Bioética del Colegio (la única mujer disertante, por lo demás); José María Tau, vicepresidente de la Asociación Argentina de Bioética Jurídica; Luis Mainetti, médico especialista en Oncología y Bioética; el diputado nacional Miguel Bazze (UCR) que acompañó con su firma el proyecto de ley y el propio Aguer, representante de los sectores ultraconservadores de la Iglesia Católica. La otra mujer incluida en el panel era la moderadora del evento Marcela Elizalde, directora y productora de radio y televisión.
Según explicó a este diario el presidente del Colegio, Jorge Mazzone, el panel “era mixto, cuatro hombres y dos o tres mujeres. Y había más personas a favor del aborto que en contra. Bazze iba a explicar el proyecto. Después se lo iba a abordar en sus aspectos científicos, jurídicos, éticos, y la mirada religiosa para contraponer. Queríamos debatir teniendo en cuenta todas las voces y poner sobre la mesa la alta mortalidad materna, la falta de educación sexual, que no se da como corresponde, y la falta de atención primaria de la salud”. “Era interesante explicarle al representante de la Iglesia, que se opone, cómo se mueren mujeres por aborto séptico”, explicó el representante del Colegio que, como posición institucional, “respeta la libertad de objeción de conciencia” de los profesionales.
Para Mazzone, era una discusión “con mucho interés para el sector médico, porque si bien es un tema que afecta a las mujeres, también afecta a los profesionales de la salud”. Y explicó que ,por ahora, decidieron suspender el evento tras los comunicados de las asociaciones y el clima que se generó en las redes sociales, “que amenazaba la integridad y el respeto de las personas que iban a asistir. En esas condiciones no podíamos garantizar la libertad de expresión”, remarcó.
En tanto, las críticas llovieron desde varios sectores. La seccional San Martín de Cicop cuestionó la presencia de Aguer. “Entendemos que un panel conformado sólo por hombres y en donde entre sus integrantes figura el monseñor Héctor Aguer representa una doble provocación a la comunidad hospitalaria y a todo su equipo de salud”, expresaron.
En la misma línea, Corsiglia, quien preside la entidad gremial que agrupa en su mayoría a médicos, dijo a PáginaI12 que “se promovió un debate que está fuera del contexto que plantea el proyecto de ley y de las movilizaciones sociales que se han dado alrededor del tema. No decimos que es un problema exclusivamente de mujeres porque es de salud pública, pero que un panel de debate esté conformado en su mayoría por hombres ya muestra una perspectiva sesgada. La discusión es sanitaria y de derechos”, remarcó.
Por otra parte, que la presencia del arzobispo haya levantado la polvareda que levantó no es de extrañar. Una encuesta reciente en el país señala que para el 63 por ciento de las personas la Iglesia no debe intervenir en el tema.
Por su parte, Estela Díaz, integrante de la Campaña por el derecho al aborto, explicó: “cuestionamos la discusión con curas, más con un fundamentalista católico como Aguer”. “Los curas no forman familia, se supone que son célibes, que no tienen hijos y no ejercen su sexualidad. La verdad, no son interlocutores válidos. Además, las católicas y los católicos viven su sexualidad y configuraciones familiares de forma diversa a lo que dice la Iglesia. Abortan y tienen parejas del mismo sexo”, añadió.