La contracara del empleo mayormente precario que se generó en la economía durante la gestión de Cambiemos es la caída laboral en la industria manufacturera. Hay tres factores esenciales que explican la dificultad industrial: la débil marcha del consumo interno, la suba de costos y la apertura importadora. Ninguno de los tres factores es de por sí determinante, pero su combinación resulta un combo muy dañino. El tema de las importaciones es particularmente sensible para sectores mano de obra intensiva como el textil, en donde las importaciones medidas en kilogramos subieron un 80 por ciento entre 2015 y 2017; calzado, en donde el ingreso de competencia externa avanzó un 33,5 por ciento durante toda la gestión; marroquinería, con un incremento de 40,3, y muebles y hogar, con una suba del 53,5 por ciento en estos dos años si se tienen en cuenta sólo las cantidades.
PáginaI12 accedió a datos de importaciones de los productos con mayor relevancia en el comercio exterior de determinados sectores. Es decir que no se trata de nichos de bajo volumen. Los números fueron calculados por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). En el sector textil, uno de los productos con mayor peso en las importaciones es sweaters de fibra sintética y algodón, con compras externas por 28,8 millones de dólares entre ambos en 2015, 36 millones en 2016 y unos 50 millones en 2017. La suba en dos años es del 73,6 por ciento. En pantalones, las importaciones en 2015 fueron de 7 millones, pasaron a 10 millones al año siguiente y se ubicaron en 18,8 millones en 2017.
El calzado deportivo con suela y parte superior de materia textil o de caucho o plástico registró importaciones totales por 86 millones de dólares en 2015, pasó a 140 millones en 2016 y llegó hasta los 182 millones el año pasado, con un avance total del 112 por ciento. El calzado no deportivo con las mismas características sumó 175 millones de dólares en 2015, subió hasta 248,5 millones en 2016 y se ubicó en 290 millones en 2017, con un incremento en dos años de un 66 por ciento.
En marroquinería, los artículos que contienen plástico o material textil excluidos los bolsos de mano y artículos de bolsillo sumaron importaciones por 54 millones en 2015, pasaron a 64,1 millones en 2016 y cerraron 2017 con 75,8 millones, lo que implica una suba en dos años del 40,3 por ciento. En tanto, se importaron bolsos de mano por 21,7 millones en 2015, luego por 25 millones en 2016 y 28,5 millones en 2017, con un avance del 31,3.
En el sector de muebles y hogar se destaca las partes de asientos, excluido de madera, cuyas importaciones alcanzaron los 127,6 millones de dólares en 2015, luego se ubicaron en 141 y 148 millones en 2016 y 2017 (16,5 por ciento en dos años). Las compras al exterior de lámparas y aparatos eléctricos de alumbrado fueron de 28,7 millones de dólares en 2015 y subieron a 49 y 69 millones (140 por ciento en dos años).
“El correlato directo del aumento de las importaciones en la industria en general y en estos sectores en particular es la destrucción de empleo industrial. Según el SIPA, desde noviembre de 2015 hubo 68 mil despidos (hasta diciembre 2017). Por otro lado, según el CEPA, los despidos y suspensiones sumaron 72.193 hasta febrero de 2018”, advierte Juan Cruz Lucero, del CEPA.
Si bien todavía el Indec no publicó las bases de datos de importación del primer bimestre, las primeras luces confirman la tendencia de 2016 y 2017. El informe de comercio exterior que publicó ayer el organismo de estadísticas (ver nota aparte) muestra que en el primer bimestre la importación de bienes de consumo subió un 26 por ciento medida en dólares frente al mismo período del año pasado, con un pico del 61,3 por ciento en máquinas, aparatos y material eléctrico y del 52 por ciento en el rubro textil.
La apertura importadora, además de estar en línea con el modelo de libre mercado en el que cree el Gobierno, es considerada por el equipo económico como un factor de presión a la baja sobre los precios en un contexto en donde la inflación es más alta que la del año pasado. Por el contrario, los empresarios advierten que en un contexto depresivo para los sectores “sensibles” como es el actual, los márgenes de rentabilidad suelen ajustarse al alza, lo cual complica la baja de precios. En el caso de los textiles, sostienen que el 80 por ciento de la importación de ropa está en manos de los retails y los hipermercados, que absorben el margen de precios a su favor.