El placer de viajar, la posibilidad de descubrir lugares por fuera de los circuitos turísticos masivos, son búsquedas que emprenden cada vez más mujeres. A Tania Picado, una española que vive hace dos años en Berlín, siempre le gustó andar así por el mundo. Y recorrer las páginas y los grupos de viajeras en las redes sociales, para nutrirse de las experiencias de otras. En febrero de 2016, mirando una de esas páginas, Tania sufrió un golpe: el asesinato de las argentinas Marina Menegazzo y María José Coni en Ecuador la conmovió. “Esa noche lloré, y esa frustración me llevó a plantearme cómo podía yo aportar algo a esta comunidad de viajeras para protegernos entre nosotras. Recuerdo haber llamado a una persona que sabe programar al día siguiente, a las 8 de la mañana, y preguntar ‘¿esto se puede hacer?’. Me dijo que sí se podía, y empecé a desarrollar la idea, que acabó en tripwoman”, cuenta Tania, que tiene 32 años, se dedica a comercio exterior, y trabaja en construcción. En el último año, crear esa comunidad se convirtió en su ocupación casi excluyente: una aplicación para viajeras que contacte en el destino a mujeres que hablen el mismo idioma, permita encontrar alojamiento amigable y tenga un botón de emergencia para pulsar en caso de peligro. Tania se puso a estudiar miles de grupos de viajeras, cotejó miedos, experiencias, expectativas. Con el nombre tripwoman, hoy el proyecto se juega la chance de hacerse realidad a través del crowdfunding. 

“TripWoman es una comunidad de mujeres viajeras dispuesta a ayudarse mutuamente e intercambiar consejos, experiencias y alojamiento. Alentará a las mujeres de todas las edades a viajar y minimizar su temor a posibles complicaciones. Crearemos una barrera de protección femenina basada en el concepto de hermandad y espacios solo para mujeres. Este proyecto también quiere incluir madres de niños pequeños, mujeres que tienen miedo de no hablar el idioma, mujeres mayores que temen viajar solas, etc”, dice la página donde se puede colaborar: www.kickstarter.com/projects/tripwo/tripwoman?lang=es.

Tania participa de un grupo feminista en Berlín. No está sola. Rebeca Gonzalez, Becky, también española, de 27 años, diseñadora web, que trabaja en redes sociales, se sumó al proyecto el año pasado. Compartían activismo, y habían estado juntas en la manifestación del 8 de marzo de 2017, pero no se conocían. Apenas las presentaron, se pusieron a idear juntas esta aplicación. “Beck es súper viajera, y también ha sufrido el miedo, el acoso, y le encantó tanto la idea que se quedó, llevamos un año trabajando súper fuerte en él. Mirando las fotos de la marcha del año pasado, nos dimos cuenta de que estábamos juntas pero no llegamos a hablar y nos conocimos meses después”, relata Tania.

¿Cuáles son las prestaciones de Tripwoman? “Creo que hemos llegado a resolver todos los problemas que se le presentan a una viajera cuando viaja sola, porque me he pasado un año entero analizando los comentarios de todas las chicas en los grupos de facebook, que hay como 50.000 grupos diferentes de viajeras de todo el mundo y he analizado todos los miedos que ellas tienen a la hora de viajar, de llegar a una ciudad donde no conoces a nadie, no sabes el idioma. Yo pasé una experiencia al llegar a Londres: no hablaba inglés, no conocía a nadie, y le hice fotos a la matrícula del coche e ir pasándoselas a mi madre porque tenía miedo. Entonces, estamos desarrollando eso, para que las mismas viajeras se involucren en recoger a las viajeras en el aeropuerto, acogerlas en casa, traducirles en el momento que tengan un problema burocrático, que se ofrezcan ellas mismas, porque además lo hacen. Lo he estado estudiando, y he visto una sororidad increíble entre mujeres, que creo que ni se conoce”, lanza por un audio de whatsapp Tania, que fue contactada a través de una amiga argentina que se hospedó en su casa berlinesa. 

Un aspecto del proyecto es el intercambio de alojamientos. “Que vayas a una casa y que no se te vaya a meter en la cama nadie. Esas cosas pasan, porque pasan… A mí me metió en un coche, me ofreció trabajo, me llevó a un hotel, cuando tenía 24 años, a las 11 de la noche, perdida a no sé cuántos kilómetros de Londres. A mí me encantaría haber tenido un botón, porque pasé un pánico horrible, a terminar vaya a saber dónde, en un descampado…” , relata Tania. Tras el estudio intensivo de todos los grupos que rastreó, descubrió que los miedos eran similares. “Decidí hacer varias secciones en la página. Primero que sólo sean mujeres, porque las mujeres no quieren que haya hombres, y lo han demostrado muchas veces en este tipo de plataforma. Luego el tema del idioma, si vas con niños, hay un grupo de mamás que te guían, que te puedan acompañar al hospital. Luego las mujeres mayores, como mi madre, que viaja sola, no sabe el idioma y por eso no se atreve a hacerlo. Mira ¿qué te parece? Ir a casa de alguien que te acoja, te enseñe la ciudad, hable tu idioma y luego ir tú a tu casa y hacer lo mismo con ella. Es grandioso”, sigue contando ese proyecto que ya tiene forma, aunque resta ponerlo en marcha.  

Uno de los ejes del proyecto es que incluye a mujeres que viajan con sus hijos y a adultas mayores. “El tema de las mamás, y de las mujeres mayores, es porque son un sector completamente discriminado –plantea Tania–. Parece que si tienes hijos ya no pueden tener más vida. Y también las mujeres mayores que están separadas, o viudas, o los hijos se han ido…  Y por qué ese momento ya se ve como la jubilación, tienes que ir a tomar un café y esperar a morir. No…   ahora tienes tiempo para hacer lo que te dé la gana. Y creo que es un sector olvidado que está ahí, están vivas, y les gusta disfrutar”. 

En la web de tripwoman, sus impulsoras aclaran: “Somos, por supuesto, conscientes de que las mujeres no son responsables de las atrocidades que les ocurren. Simplemente creemos en los beneficios de los entornos únicamente de mujeres, ya que la mayoría de los espacios están ocupados por el dominio masculino y esto, por desgracia, no nos hace sentir seguras”. 

Para empezar, tripwoman necesita la donación de unas 400 personas para lanzar el sitio web, con funciones básicas. “La idea es que cada una en casa haga una pequeña aportación, da igual si es un peso, dos o cinco, el caso es una pequeña contribución, y entre todas conseguir la financiación para la realización de la comunidad”, dice Tania. Con 20.000 euros pueden lanzar la web, si llegan a 30.000 podrán lanzar el sistema de emergencia, y si recaudan 40.000, podrán “construir un apartado de alojamiento solo para mujeres, ofreciendo alojamiento gratuito o con precios no superiores a 25 euros”. Y