“Mi padre me llevó al ático de la casa de campo de mi madre en Connecticut. Me indicó que me tumbara sobre el estómago y jugara con el tren de juguete de mi hermano. Él se sentó detrás de mí, junto a la puerta, y mientras yo jugaba con el tren, fui asaltada sexualmente. Como niña de siete años, diría que tocó mis partes privadas, con 32 digo que me tocó los labios vaginales y la vulva con el dedo”, describió Dylan Farrow, en una entrevista, después del cambio que generó el movimiento MeToo, sobre el abuso de Woody Allen. El director niega el abuso. Pero su última producción A rainy day in New York, financiada por Amazon, no está al margen de los cambios de época. Y su exhibición está asociada a los costos de la violencia sexual en la opinión pública actual.