En 1995 con 13 años me tomo el 152 en Maure y Cabildo para volver del colegio a mi casa, me siento atrás de todo, el colectivo casi vacío. Voy sumida en mis pensamientos, calculando cuándo terminará la obra del subte que llegará hasta puente saavedra (spoiler alert: nunca). Los pasajeros que llegan hasta la puerta de atrás, porque no había puerta en el medio en esa época, tocan el timbre me miran y ríen, me parece extraño, pero sigo mirando por la ventana, quizás soñando con el día en el que Mirta Legrand mire a cámara y me amenace de muerte. Finalmente llego a Puente Saavedra, salgo de mi ensonañación para encontrar que junto a mí, un hombre viajaba con la pija erecta y afuera. A nadie se le ocurrió enfrentarlo o avisarme.
Es el año 1996, mi amiga y yo tenemos 14 años , salimos de la matinee en Villa Gesell y nos dirigimos a la playa cada una por su cuenta con pibes que conocimos esa misma noche. Esta oración ya les dio miedo mi imagino, es el principio de cualquier película de terror. Mi nefasta cita sin mediar palabra saca el pene, agarra con fuerza mi mano y me obliga a tocarselo, asqueada me zafo y me retiro caminando rápido. A mi amiga a unos metros le tocan las tetas sin que ella quiera y se retira como puede de esa situación. Durante todas las vacaciones cada vez que me encuentro con el nefasto pelirojo un escalofrío me corre por la espalda.
Es el verano siguiente 1997 en la playa a la hermana de una amiga, apenas unos años mayor, un policía la para, impunemente le revisa la cartera y al encontrarle un preservativo ríe y le dice puta. Es 1998, de madrugada en Capital, un tachero hace bajar a las tres chicas que lleva, las hace caminar hasta los más ocscuro de los lagos de Palarmo, una de ellas es la hermana de una amiga, no tiene más de 15 años. A punta de pistola el tachero las obliga a que lo vean masturbarse. ¿Vamos más rápido? Es 2003 con mis amigas nos vamos de mochileras al sur, somos once chicas, como dirían los medios once chicas “solas”. Todos los campings nos usan de carnada para los varones: “hay tres carpas de chicas solas”. Después nos confiesan esto los varones en el fogón. “Solas” dicen, éramos once. En un paseo me caigo del caballo, me raspo toda la espalda, y grito en la ducha de dolor mientras me limpio la tierra. Los varones confiesan luego, “por cómo gritaba y lloraba creíamos que la habían violado”. Era de esperar, después de todo estábamos solas, sin un hombre digamos.
Es 2004, ahora todas de nuevo de mochileras al norte, el pibe que maneja el hostel me invita a dar un paseo, no sé porque acepto, sí sé por qué, me dio “cosa” decir que no. “Te quiero mostrar un lugar increible, el cementerio de noche”. Andá a la concha de tu madre, zafo y camino rapido para el otro. Cuantas veces zafé de la muerte ya, no sé. Me adelanto un poco más, es 2009 una amiga hace la residencia para obstetricia, pero no la dejan entrar a quirofano a menos que le chupe la pija al jefe de residentes. Es 2011 un tachero lleva a mi amiga hasta su casa, en la puerta de su propia casa le dice “mirá como me pusiste” mientras le muestra el pene. Mi amiga le tira la plata y baja. Encima le paga! Puedo seguir, puedo seguir enumerando mierdas hasta ayer. Todo esto que acabo de relatar es increiblemente liviano, todo esto es nada. Todo esto es, basicamente, que no te haya pasado nada. Todo esto es la norma, lo que nos sucede porque sí. Las desafío a hacer memoria. Las desafío a animarse a recordar, es quizas lo más tenebroso que podamos hacer. A mi no me pasó nada, es lo primero que sale, pero sí te pasó hermana. Sentate, armate de coraje, si es necesario hacete un mate y recordá. Que no te hayan cagado a piñas, que no te hayan violado como el patriarcado quiere enseñarte que es una violacion, no significa que no te haya pasado nada. Para el patriarcado es solo violacion si estás muerta, sino fue tan solo algo confuso de lo que sos total y absolutamente respsonsable.
Cada vez que alguien te diga que estás exagerando, cada vez que alguien te diga que sos problemática, cada vez que un machito te quiera el explicar el feminismo y te insista que pidas bien las cosas. Hace memoria, recorda no solo tu vida, la de tus amigas. Qué mierda te quiere explicar ese machito, qué mierda está haciendo ese machito diciéndote que te estás zarpando. Lo que está haciendo es defender sus privilegios de poder hacer con vos y con tus amigas lo que él quiere. Pero sobre todo lo que está haciendo es temblar, porque los cimientos del patriarcado se estan moviendo, porque vos te estás acordando... y te estás enojando y se va caer hermana, se va caer. M