El ex canciller Rafael Bielsa reconoció ayer a Juan Carlos Bossi como uno de los represores que actuaba en el centro clandestino de detención La Calamita, de Granadero Baigorria. La declaración de Bielsa en la causa Guerrieri 3 terminó además con una apelación directa a Juan Daniel Amelong, quien ya tiene una sentencia firme a prisión perpetua. "El 7 de abril de 2010, Amelong dijo que él había escuchado que yo no había sido detenido por montonero, sino por mi condición sexual. No considero ninguna injuria ser homosexual, pero esas palabras sí demuestran que Amelong supo que yo estuve detenido ilegalmente y además -ironizó Bielsa- ¿quién le dijo que era una fiesta de homosexuales, qué grupos de homosexuales conoce el señor Amelong?". Cuando escuchó su nombre, Amelong levantó la vista y atinó a pedir la palabra. Como es abogado, debe saber que un imputado no puede polemizar con un testigo víctima, que fue detenido el 3 de julio de 1977 en Oroño y Rioja, y permaneció alrededor de un mes en cautiverio. Cuando Bielsa se levantó, el condenado le dijo algo, pero no se pudo escuchar a través del vidrio que separa a las partes del público.

Bielsa declaró por tercera vez en las sucesivas causas Guerrieri, pero ayer tuvo la oportunidad de reconocer el expediente 31.848, aportado por el fiscal Adolfo Villatte, donde pudo determinar la identidad del captor al que llamaba Parliament, por los cigarrillos que fumaba. La causa, iniciada por la ley 20.840 (de actividades subversivas) es una de las joyitas encontradas por la fiscalía en su búsqueda de material de archivo. Bossi no forma parte de esta etapa del juicio porque recién fue extraditado en noviembre pasado desde Colombia, donde estaba prófugo. Ayer Bielsa repitió -ya lo había contado- que debido a su trabajo en la fiscalía federal número 2, antes y después del secuestro sufrido, Bielsa vio varias veces al imputado en esa causa. "Era una causa muy oscura, parecía una interna entre maleantes", rememoró ayer el testigo.

La audiencia de ayer de la causa Guerrieri 3 fue la última del año. El 3 de febrero se retomará el debate en el Tribunal Oral Federal número 1, presidido por José María Escobar Cello e integrado por Luciano Lauría y María Ivón Vella. De los diez imputados que pertenecían al Batallón de Inteligencia 121, sólo Amelong y Eduardo "Tucu" Costanzo presencian el proceso. Armando Pelliza y Ariel López están en una sala contigua, mientras se esperan las pericias para determinar si pueden ser excusados de asistir. En tanto, Oscar Guerrieri -con prisión domiciliaria por sus anteriores condenas a perpetua- lo hace en Comodoro Py, y los demás -Jorge Fariña, Marino González, Juan Cabrera y Rodolfo Isaach- miran las audiencias por teleconferencia desde sus lugares de detención.

Ayer declararon también Adriana Quaranta y Roberto Maurino. Los dos habían sido militantes de la Juventud Universitaria Peronista de la Facultad de Derecho pero al momento del secuestro estaban alejados de la actividad política. Fueron secuestrados en julio de 1977. La extensa declaración de Quaranta reflejó -una vez más- la complicidad judicial con el terrorismo de estado, cuando repitió que debió renunciar a su empleo en la fiscalía federal por pedido expreso del fiscal Pedro Tiscornia (que ingresó a la justicia tras el golpe), convalidado por el camarista Celestino Araya.

Mientras se realizaba la audiencia, el Espacio Juicio y Castigo realizó sobre calle Oroño un homenaje a los recientemente fallecidos Salvador "Toba" Gamboa y José María "Cholo" Budassi, militantes políticos de los años 70 que buscaron justicia para sus compañeros.