El dólar cerró ayer a 20,59 pesos. La cotización no se movió respecto de la jornada previa porque el Banco Central salió a intervenir en la plaza cambiaria con los tapones de punta. Se desprendió de 365 millones de dólares de las reservas internacionales y sigue acumulando ventas de divisas para intentar mantener el tipo de cambio por debajo de los 21 pesos. Las tensiones en el mundo no colaboran para contener las presiones en el mercado interno. La bolsa de Estados Unidos registró una caída de 2,9 por ciento por los conflictos comerciales con China y genera una marcada preocupación entre los fondos de inversión extranjeros, los cuales no sólo dejaron de ingresar en forma masiva a los países emergentes sino que ahora comienzan a retirarse.
Las ventas del Banco Central por muchos millones de dólares sólo generaron una baja de 4 centavos en el dólar mayorista, que se ubicó ayer en 20,25 pesos. La autoridad monetaria empezó desde los primeros días de marzo a manipular en forma artificial el precio del dólar a partir de la venta de reservas. Está haciendo exactamente lo mismo que le criticaba a la gestión anterior. La diferencia es que en los últimos dos años las autoridades del Central se la pasaron justificando que intervenir en la cotización del dólar era una política errónea y aseguraban que no lo iban a hacer.
En lo que va del mes se usaron 1558 millones de dólares de las reservas, los cuales no son resultado del ingreso genuino de divisas del superávit comercial ni de inversiones extranjeras directas. Los dólares que usa el Banco Central son resultado del ingreso de deuda externa. Esto implica que la cotización que pretende mantener la entidad se está sosteniendo con dólares que deberán devolverse a los acreedores internacionales más temprano que tarde. Se gastan divisas que, en lugar de emplearse para potenciar la infraestructura del mercado interno, se utilizan para financiar la fuga de capitales con un dólar debajo de 21 pesos.
Las operaciones cambiarias registraron ayer un importante volumen. Se negociaron 964 millones de dólares, un aumento de 19 por ciento respecto de la jornada anterior. La autoridad monetaria comenzó su intervención bien temprano apuntando a bajar el precio de la divisa mayorista, con la que se manejan los bancos, grandes inversores, importadores y exportadores. Consultores del mercado aseguran que el Central vendió más divisas que lo habitual preocupado por la incertidumbre externa.
Este año el panorama financiero a nivel mundial se muestra mucho menos amigable respecto del de 2017 por diferentes motivos. El primero es que la Reserva Federal aceleró su programa de suba de tasas de interés. El segundo motivo relevante se asocia con el renacer del proteccionismo comercial de Estados Unidos y las tensiones que eso genera con China. Un tercer motivo son los problemas que empiezan a mostrar las firmas tecnológicas en Wall Street para mantener su elevada capitalización bursátil. Las bajas de estas semanas en Facebook adelantan el impacto para la economía global si se pincha la burbuja del sector de los grandes emprendimientos tech.
Las presiones cambiarias, no obstante, no se deben exclusivamente a la tensión global. Existen distintos factores internos que potencian e incentivan a los inversores a dolarizar sus carteras para protegerse de una devaluación. Uno de estos elementos es el elevado stock de deuda que acumuló en los últimos años el Central y ahora no sabe como desarmarlo sin generar distorsiones con la inflación y con el dólar.
Esta semana la autoridad monetaria bajó en 25 puntos porcentuales las tasas de interés de las Lebac de corto plazo y dejó circulando unos 87 mil millones de pesos. Este circulante no se reinyecta necesariamente en otros activos en moneda local y se empieza a destinar a compra de moneda extranjera. La tasa de interés de las letras a un mes ya es de 26,45 pesos y la de más largo plazo (208 días) se ubica en 25,0 por ciento. Se trata de rendimientos que ya no convencen a los fondos de inversión.