“Fantasía ven a mí, conquistarte quiero yo. Juventud, un misterio vas a descubrir.” Para mí la música siempre estuvo íntimamente unida a las imágenes, a la fantasía. Escuchando canciones de algo que no sabía como se veía, los sonidos provocaban pasiones dentro mío con formas de imágenes épicas, colores, tormentas, paisajes.

De chica, la fantasía me ayudó a sobrellevar la realidad cuando se me hacía muy dura, inventaba increíbles historias en mi cabeza antes de dormir, las continuaba como en capítulos cada noche o las repetía como si fuera un video que uno ve una y otra vez. A veces estaban inspiradas en películas, libros o animaciones, otras eran historias que inventaba enteras. Una manera de escape pero también una mini-concreción del deseo: fantasear algo es experimentarlo un poco, planearlo es ya empezar a vivirlo. 

Desarrollar la imaginación desde pequeños es una herramienta que nos sirve para el futuro: si en nuestra mente algo es posible, empieza a serlo en la realidad.

Estamos rodeados de personas y mandatos que en el fondo nos dicen que no podremos lograr lo que queremos, también porque el deseo no concretado, no realizado, nos hace sensibles a la manipulación: esto le sirve a la autoridad y al sistema de consumo: una persona no satisfecha y un poco (o muy) enojada compra sin saber bien por qué, obedece sin cuestionar demasiado, no discrimina entre lo que siente y lo que le dicen que tiene que pensar. Una persona que no puede imaginar como cambiar su realidad se transforma en un sujeto estancado y funcional a intereses ajenos. Nos dicen que lo “completo” es un algo inalcanzable, siempre te falta algo. No se estimula a entender individualmente qué deseamos de verdad, el camino para saberlo a veces es muy largo. Bueno pienso eso, que una persona feliz, satisfecha, no sirve al sistema de consumo.

Se llega a la adolescencia y luego de adultos consumir fantasía no está “bien visto”, queda relegado a sólo un pequeño grupo que sigue consumiendo esas lecturas. Celebro mucho el fenómeno Juego de Tronos actualizando la épica fantástica y cruzándola con muchos otros géneros o el trabajo hermoso de Liliana Bodoc, que cruza la fantasía heroica con problemáticas latinoamericanas de una manera profundamente poética. 

La canción que elegí es la versión con audio latino que daba fin a cada capítulo de Dragon Ball, una animación japonesa que marcó a muchas personas que conozco y a mi. En el ending se puede ver a Bulma, un personaje femenino que en ese momento no era muy convencional (comparado con las princesas Disney que nos mostraban): una científica genio que vive sola, satisface sus propias necesidades, viaja y tiene aventuras, porta armas, y además cuida un poco de Goku, el pequeño extraterrestre con cola de mono. Me inspiró mucho más de lo que pensaba (Holi: tengo el pelo celeste), y cada vez que vuelvo a ver el video en YouTube se me derrite el corazón: la letra dice cosas muy importantes de una manera muy simple: “Fantasía ven a mí, conquistarte quiero yo. Juventud, un misterio vas a descubrir. Todos quieren pronto vivir, aventuras y algo más. Juventud, conserva la inocencia que hay en ti. Si tratas de aparentar, algo que no eres, se esfumará la magia igual queda la ilusión/ Atrévete a enfrentar, salvaje y plenamente, el milagro de vivir./ Romance te puedo dar... te puedo dar... Si me enseñas con valor, la verdad que hay en ti/ Romance te puedo dar...te puedo dar... Vibrando en mi pecho está, vigorosamente el amor que hay en mi, para ti!”

Hace unos años decidí ser mi propio personaje de ficción, la protagonista de las aventuras que quiero vivir. Me gusta aprender de otros que trabajan por sus sueños sin dejarse amedrentar por la opinión ajena y las circunstancias adversas. Cultivar la fantasía debe ser un ejercicio diario para niños y adultos. La juventud es un estado sano de la mente, donde todo lo bueno está llegando, y lo malo que pasa en el medio es algo para aprender, aventuras que debemos atravesar.


Marina Fages es compositora, cantante, guitarrista y artista plástica. Grabó dos discos: Madera Metal (2012) y Dibujo de Rayo (2015), ambos editados en Argentina y Japón. Participa de otros proyectos como El Tronador, Galgo & Kiki, un dúo con Lucy Patané, la Kabusacki Band y ensambles de improvisación. Ha realizado giras solistas en Alemania, Holanda, Inglaterra, Dinamarca, Noruega, España, Francia, Chile, Escocia, Irlanda, Bélgica, Uruguay, Paraguay, México y Japón. En su labor como artista plástica ha hecho exposiciones de pinturas y murales en diversas ciudades de Argentina, México y Europa. Compartió un tour en moto con Fernando Samalea en 2017. Es parte de Marder, colectivo de improvisación.