Futuro Total 

(Ariel López V. / Hotel de las Ideas)

Punks, años ochenta, alienígenas y alguna referencia videojueguil. López V. hace de eso un combo maravilloso, de colores fulgurantes, carcajadas, situaciones bizarras y con una coherencia interna en su mundo impecable. Para mejor, cuando uno podría pensar que el libro no es más que una sucesión de delirios, empieza a percibirse también que esas escenas inconexas de Futuro total forman un todo y pueden reinterpretarse como una historia particular del mundo. No sólo eso, el autor esquiva el riesgo de caer en un paseo por las referencias de época. Desde lo gráfico, su trabajo va de los estallidos de imágenes a una narración limpia, con una síntesis de elementos que potencia todo.


Cría cuervos 

(Paula Andrade / Gutter Glitter)

Unas cuántas páginas alcanzan para dar cuenta de por qué Andrade es una de las dibujantes más destacadas de su generación. Y también por qué está en un camino artístico completamente distinto a sus colegas. El manga es la influencia decisiva de su obra, tanto en lo narrativo, como en lo gráfico. Aquí recorre algunos puntos clave de ese derrotero. Y aunque plantea un relato típico dentro de ese marco, funciona porque guión está bien construido y las vueltas de tuerca no resultan forzadas. Lo mejor del libro, sin embargo, está en su ambiente –desolación continua, demonología y cuervos combinan perfectamente– y en el dibujo de Paula, que brilla con un entintado que por momentos fluye como hilos.


Flash card 

(Damián Connelly y Fernando Calvi / Rabdomantes Ediciones)

El año pasado Rabdomantes y la extinta editorial Atmósfera lanzaron en conjunto la colección “Ojo eléctrico”. Todos los relatos bajo el denominador común de las referencias más o menos explícitas a David Bowie. De esa serie, Flash Card es la propuesta más extrema. Queda para los fanáticos decidir si el guión se atiene al espíritu de su obra, pero la influencia y el homenaje están allí, como una carta abierta y gráfica de amor. Calvi aporta un dibujo donde juega con los límites de su propio estilo de un modo casi físico: sus personajes se estiran y “salen” de la página como nunca. Lo único que resulta raro del dibujo es el blanco y negro, la portada a color se siente mucho más natural para el relato.


Zoila Zombi vol.2 

(Lubrio / Blup Ink Ediciones)

Zoila Zombi es uno de los grandes aciertos del último tiempo en materia de historieta para chicos. Se apoya en el fenómeno de los muertos vivos, claro, pero con una vuelta de tuerca simpática y relatos hechos desde el cariño por las historias de terror, el ambiente campero y el cine clase Z. En el vol. 2 (“Empanadas de jamón y seso”), Lubrio propone toda una serie de pequeñas aventuras, de no más de seis páginas cada una, y que ganan fuerza humorística cuanto más cortas son. El alma de esta historieta es su galería de personajes, desde la protagonista a sus amigos (el cobarde Atahualpa, el nerd Gervasio) y algunos recurrentes. ¿Un dato extra? Zoila tiene un piloto producido para televisión.