La obra pública fue uno de los principales motores del crecimiento de 2017. Otro factor que coadyuvó a la expansión económica fue el aumento del crédito privado. Por ejemplo, los créditos hipotecarios crecieron 106 por ciento impulsados por la riesgosa cláusula UVA. El gobierno también amplió, mediante el decreto 516/2017, el universo de personas que podían acceder a líneas de préstamos de la Anses. 

Los funcionarios plantearon que esa mayor oferta crediticia ayudaría a reducir los niveles de pobreza. En esa línea, en los considerandos del decreto se decía que “a través de dichos préstamos se logra un doble beneficio por cuanto, por un lado, se impulsa la microeconomía y, por el otro, se procura un mejoramiento sustancial de la situación de los titulares que accedan a los mismos”. Esa medida fue adoptada en un contexto de caída del consumo popular. En 2016, las ventas de supermercados y centros de compras habían retrocedido en términos reales diez y trece por ciento, respectivamente, según cifras oficiales. 

Los datos de los primeros meses de 2017 tampoco fueron auspiciosos. Recién en el segundo semestre, los créditos otorgados con el Programa Argenta por 56.000 millones de pesos ayudaron a modificar la tendencia. Aun así, la canasta de consumo promedio, en volumen, es diez por ciento inferior a tres años atrás, según datos de la Consultora Kantar Worldpanel. La caída se explica por la situación económica del “Nivel Socio Económico Bajo superior” cuyas compras se redujeron 11 por ciento. 

El otorgamiento de créditos al consumo, con fondos de la Anses, fue una mecánica inaugurada por el gobierno anterior. El kirchnerismo financiaba a jubilados y pensionados a través de la tarjeta Argenta. La diferencia es que, en aquella etapa, los beneficios crecían en términos reales. 

En los dos primeros años de gobierno macrista, la pérdida de poder adquisitivo de la jubilación media, AUH y pensiones no contributivas alcanzó el 2,1, 7,1 y 9 por ciento, respectivamente, según los cálculos de los investigadores del Centro de Economía Política Argentina. 

En ese contexto, la modificación del Programa Argenta del año pasado permitió a beneficiarios de AUH y pensiones no contributivas “sustituir” la pérdida de ingresos con endeudamiento. En otras palabras, los sectores populares tienen menores niveles de consumo y mayor endeudamiento. En el trabajo “La extensión de los créditos Argenta: tu propia plata, pero con intereses”, el CEPA precisa que “se ha endeudado el 60 por ciento de los titulares de AUH, el 42 por ciento de los beneficiarios de pensiones no contributivas, el 41 por ciento de los beneficiarios de pensiones de adultos mayores, el 8 por ciento de los jubilados y el 9 por ciento de los que cobran salario familiar. En promedio, el 20 por ciento de los titulares se encuentra endeudado. La suma de la deuda de los titulares de AUH asciende a casi tres veces lo que cobran en un mes, mientras que es de dos veces (1,98) en el caso de beneficiarios de pensiones no contributivas y de adultos mayores. En el caso de los jubilados, asciende al 30 por ciento de lo que perciben mensualmente y al 58 por ciento en el caso de perceptores de salario familiar. En promedio, se han tomado créditos por el 60 por ciento de lo que perciben en un mes el conjunto de los titulares”.

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@diegorubinzal