Marchó Rosario. Multitudinarios, los rosarinos caminaron las calles de su ciudad y levantaron las banderas de Memoria, Verdad y Justicia en un nuevo aniversario, el 42, del horroroso último golpe de Estado que sufrió el país. Una marea humana completó el centro, las últimas columnas partieron desde la plaza San Martín cuando la punta de la interminable fila asomó en las escalinatas del Monumento a la Bandera. Se renovaron los pedidos de justicia y se repudió la decisión de otorgarle prisión domiciliaria a represores.  Se condenó, a la vez, la política económica del gobierno nacional.

Guiaron las Madres y Abuelas de Plaza 25 de Mayo, de "corazón valiente", como las definió Patria Grande, que regalaba pañuelos de color celeste. Caminaron los jubilados de Empleados de Comercio, marcharon Central y Newell´s.  Todos y todas marcharon. La Poderosa, que edita la revista villera Garganta Poderosa, montó en la plaza una suerte de kermesse. "Cambiemos Chocobar", "MMLYQTP" (en honor al hit del verano, cambiando "puta" por "yuta") y un mini golf que juega a encarcelar represores, fueron algunas de las propuestas ingeniosas del espacio. Los ambulantes se entusiasman y venden sin pausa las tortas asadas, que le gana la competencia al praliné.

"Fuera (Patricia) Bullrich", pide el Frente de Izquierda. Se pide justicia por la cruenta muerte de la concejala de Río de Janeiro Marielle Franco. Marchan los pueblos originarios. "Aparición con vida de Jorge Julio López", reclama la CCC. Se acompaña la marcha con ruido, se usa bombo, corneta, silbato y redoblante. Se baila murga en el medio y una suerte de capoeira al principio. Se marcha como se quiere, también se disfruta. Se camina con jean o short, con remera o camisa. Asoman los pañuelos en el fondo, todos de color blanco. Se las homenajea a cada paso a las Abuelas. Moreno se hace cada vez más angosta ante la muchedumbre.

 

Andres Macera
"La Garganta Poderosa" instaló un stand con el "hit del verano".

 

Van los periodistas en la fila del Sindicato de Prensa. Se suman los docentes, gremios, el Movimiento Sindical Rosarino. El Colegio de Psicólogos recuerda con pancartas a los estudiantes de la carrera desaparecidos. También lo hace la CTA. Gritan efusivos los jóvenes de los centro de estudiantes secundarios. Cantan y piden por el boleto de transporte. Hay más pañuelos. "Genocidas en la cárcel", exclama el cartel que alza una mujer. Miles celebra la liberación de su líder Luis D`Elia. Los maestros de barrio Ludueña recuerdan al Padre Edgardo Montaldo. Acompaña el colectivo Ni Una Menos Rosario. Se pasa frente a la Tribunales de calle Oroño y se siente, extenso, el "adónde vayan los iremos a buscar".

"Aquí se juzga a los genocidas por el terrorismo de Estado", reza una bandera colgada de las rejas del edificio. Libertad a Milagros Sala, se lee en las remeras. Justicia a Santiago Maldonado, también se lee. La columna toma San Luis, el ancho de la calle no alcanza para contener a la marea. Se usan las veredas. Se acodan en los balcones los curiosos. Frases de canciones de Víctor Heredia se estampan en carteles. Marchan, todos marchan. La agrupación HIJOS protege las espaldas de las Madres, las sostiene y alienta en el inicio de la marcha. "La plaza es de las Madres y no de los cobardes", se canta. Leo, de dos años, sobre los hombros de su papá aplaude espontáneo. Orgulloso, el viejo lo felicita.

"Tribunales, te venimos a informar, si les dan domiciliaria qué quilombo se va a armar", parte gigante de la boca de las Madres. Es el eje de la movilización. Es el canto que suma y une a todos y todas. Un hombre y su hijo comparten mate y pororó y las miran, a ellas. Hablan de historia argentina mientras caminan. El pibe se interesa, siembran. Se llega al Monumento, se lee: "Aquí estamos de pie y resistiendo, que es el mejor homenaje que podemos hacerles" a los 30 mil desaparecidos.

Una murga recibe a los marchantes. Antes, frente a la Catedral, se encendieron bengalas de distintos colores. Juane Basso, de Hijos, celebra y cuenta que se completaron veinte cuadras de movilización, unas 50 mil personas. El escenario, a diferencia de actos anteriores, se monta de cara al Parque a la Bandera y no a las escalinatas. Intactas, están las huellas de la demora del gobierno nacional en recuperar el símbolo rosarino. "No al 2x1, no a la domiciliaria a los genocidas, deben estar presos en cárcel común", se demanda desde el escenario.

"Los 30 mil compañeros y compañeras están presentes, en cada brazo joven que alza una pancarta, en los pañuelos blancos, en cada lucha del pueblo argentino, en cada uno de los que seguimos peleando para que alguna vez todo sea como lo soñamos", se proclama desde el centro del acto. Se cierra el discurso con fuertes críticas al presidente Mauricio Macri, pero se postula que "el avance de este proyecto neoliberal solo se frena con la unidad más amplia del pueblo argentino".

Abuelas y Madres siguen atentas cada una de las palabras. No se distraen ni se cansan en el recorrido. Las acompañan y protegen todos y todas. Es incansable e interminable la llegada de filas al Monumento. Marchó Rosario.