Si querían suprimir la memoria colectiva de un plumazo o por decreto, no lo consiguieron. En la gran cancha de la vida, donde el fútbol suele ser vitrina de nuestras mejores tradiciones y miserias, el 24 de marzo no es una fecha más. Quedó demostrado ayer. Se transformó en el espejo de una sociedad que no olvida, que no perdona, que no se reconcilia con los genocidas ni sus cómplices civiles. Que se moviliza, se interesa, participa desde cualquier espacio sin fronteras específicas. Los clubes de fútbol, esos mismos clubes que el gobierno nacional pretende transformar en sociedades anónimas, se unieron bajo un reclamo común: Nunca más. Con diferentes consignas, actividades, evocaciones, creaciones artísticas o sumándose a las marchas que hubo a lo largo del país.
“Leproso, mañana concentramos a las 17 en Moreno y Córdoba”, publicó la página oficial de Newell’s. Los mensajes tuvieron jerarquía institucional. Se difundieron desde los sitios utilizados a menudo por los clubes para informar a sus socios e hinchas sobre las actividades que realizan todos los días. Banfield presentó un video sobre un centro clandestino de detención: el Pozo de Banfield. Breve, directo, sentido, para explicar que el horror se condensó ahí en 249 víctimas de la dictadura. Y que también se cerró gracias a la movilización de los vecinos.
Racing, San Lorenzo, Huracán y Rosario Central se pronunciaron con mensajes oficiales de repudio al Terrorismo de Estado y concientización sobre la fecha. Estudiantes de La Plata publicó una fotografía de jóvenes con una bandera y la inscripción Nunca más. Gimnasia incluyó el 24 de marzo entre diferentes actividades que abarcó en lo que llamó El mes de la memoria. Acaso la más emotiva se realice mañana con el descubrimiento de una plaqueta que recordará a los tres futbolistas desaparecidos que pasaron por el club: Antonio Piovoso, Luis Ciancio y Miguel Sánchez, quien trascendió más como atleta de fondo, atleta emblema entre los casi dos centenares de deportistas que fueron víctimas del terrorismo de Estado. Al acto asistirá Elia Espen, de Madres de Plaza de Mayo.
Lanús, Godoy Cruz, Argentinos Juniors, Tigre, San Martín de San Juan, Chacarita y Unión no ignoraron el significado del 24 de marzo y postearon mensajes de tonos parecidos. El club santafesino lo hizo con una frase de una hermosa canción: Memoria, de León Gieco. “Todo está guardado en la memoria, sueño de la vida y de la historia”.
Desde el Ascenso también se sumaron a la evocación. Quilmes, Ferro, Deportivo Morón, Defensores de Belgrano, Colegiales y Atlanta dijeron presente. El club de Villa Crespo saldrá hoy a jugar su partido con Sacachispas vistiendo una camiseta alusiva al aniversario del golpe de Estado del 76. Sobre sus colores azul y amarillo, se podrá leer la inscripción Memoria, Verdad y Justicia acompañada por un pañuelo de las Madres de la Plaza de Mayo.
Tantas demostraciones de conciencia colectiva sobre una fecha que el gobierno nacional intenta vaciar de contenido y violentar, partieron desde clubes que cumplen una función social, deportiva y educativa colosal. Hoy son el blanco de una campaña que dejó de ser solapada. Es estimulada desde el Estado, empujada por empresarios de rapiña que ven en el fútbol un negocio hecho a su medida. El presidente Mauricio Macri es su abanderado. Lo acompañan sofistas un tanto inesperados, como el llamado jugador del pueblo, Carlos Tevez. El delantero de Boca se pronunció por esta salida a pedir del mercado: las sociedades anónimas deportivas.
Su propio club, River y hasta la AFA no acusaron recibo del significado del 24 de marzo. En sus páginas oficiales no hubo mensajes alusivos a la fecha. En la de Boca se difundió una sola actividad extradeportiva: de solidaridad en el barrio de Saavedra, donde se lo observa a Daniel Angelici sonriendo. En la institución de Núñez se recordó la visita que hizo el presidente Rodolfo D’Onofrio a la muestra sobre Fútbol y Holocausto, el martes pasado. Un paneo sobre los crímenes del nazismo que merece recorrerse en el Museo de River. Que nos recuerda que unos 300 futbolistas judíos murieron a manos del hitlerismo.
Pese a la amnesia de un puñado de dirigentes, los clubes del fútbol argentino tienen memoria o parecen haberla recuperado en estos años de democracia condicionada. Las iniciativas desde arriba también se ensamblaron con las de abajo. Nadie puede hacerse el distraído. Un ejemplo reciente basta como muestra. En Colón de Santa Fe, un grupo de socios le escribió una carta a la comisión directiva el 20 de marzo que dice:
“Las personas asociadas al C.A. Colón, organizadas en las agrupaciones oficiales Gloriosa Hinchada Sabalera y Herencia Roja y Negra, solicitan a ustedes la expulsión de nuestra institución del asociado Nº 109.292 Alberto Julio Candioti, con fecha de ingreso el 14 de enero de 1973. El asociado se encuentra detenido, imputado por crímenes de lesa humanidad. Está procesado por la Justicia Federal de La Plata por hechos cometidos en los centros clandestinos La Cacha, Pozo de Banfield y Brigada San Justo. La Sala III de la Cámara Federal de La Plata sostiene que ‘formó parte, desde el cargo y función que ocupó, del plan sistemático de desaparición de personas’”.
Alberto Candioti fue vicepresidente de Colón, ex asesor de Julio Grondona y capitán del Ejército durante la dictadura. Durante casi tres décadas nada ni nadie alteraron su tranquilidad. Hasta que cayó detenido en Montevideo. Tenía pedido de captura de Interpol. Hoy podría salir de prisión si prosperara el objetivo del gobierno de Macri de excarcelar a genocidas.