El Gobierno celebró esta semana la baja del desempleo al 7,2 por ciento anunciada por el Indec para el último trimestre de 2017. Sin embargo, otros estudios, también en base a datos oficiales, muestran un marcado deterioro en la calidad de los puestos de trabajo en el mercado laboral de fines del último año, en relación a la situación existente al último mes de 2015. Un análisis de la Universidad Nacional de San Martín revela que en los últimos dos años, el empleo registrado creció en 280 mil puestos, pero de ese total, el 54 por ciento corresponde a las categorías de monotributistas y el 9 por ciento a trabajadores de casas particulares (domésticos). El empleo asalariado, en tanto, creció únicamente en el sector público, mientras que en el sector privado descendió levemente. El predominio de monotributistas y tareas domésticas marca el deterioro en las condiciones del trabajo en el mercado actual, mientras que el único trabajo formal de plenos derechos que se crea se registra en el sector público. Los datos de esta investigación, vale señalarlo, se originan en datos de la cartera laboral y el sistema previsional.
El Centro de Estudios del Trabajo y el Desarrollo (CeTyD) de la Unsam observa “el retroceso en la categoría ocupacional que brinda el conjunto más amplio de derechos laborales –el trabajo asalariado registrado en el sector privado– y el incremento de las modalidades de empleo más precarias (...). La expansión del trabajo registrado durante los últimos dos años se explica casi en su totalidad por el crecimiento del empleo público y por los ocupados encuadrados en el monotributo (régimen general y el social). Lo cual representa el avance de modalidades que determinan condiciones laborales menos ventajosas para el trabajador que el empleo asalariado en el sector privado”, agrega el estudio.
Tal como se señala en el cuadro adjunto a esta nota, además del empleo público y el monotributo, la otra categoría que justifica el aumento del empleo en 2016 y 2017 (los dos años de gestión de la Alianza Cambiemos) es la de Asalariados en Casas Particulares, que en general también se caracteriza por modalidades que representan condiciones precarias o más flexibles que las del empleo asalariado por tiempo indeterminado. Es decir, que no habría creación de empleo con plenos derechos en los últimos dos años, salvo el generado en el sector público.
Con respecto al empleo formal del sector privado, el informe del CETyD refiere que “durante los últimos dos años también se verifica un crecimiento en la participación del empleo registrado en sus modalidades más inestables; de acuerdo a la Encuesta de Indicadores Laborales (que realiza el Ministerio de Trabajo de la Nación), el nivel de puestos de trabajo registrados en empresas de más de diez empleados creció el uno por ciento entre 2015 y 2017, pero la totalidad de ese crecimiento se explica por la expansión de puestos con contratos a plazo fijo o personal de agencias”. En efecto, midiendo por separado la evolución del empleo formal por tiempo indeterminado y el que agrupa a los contratos de duración determinada y por agencias, mientras que el primero cayó el uno por ciento en el bienio 2016/17, el segundo segmento creció 28 por ciento en el mismo período.
La información que elabora el Observatorio de Empleo y Dinámica Empresarial del Ministerio de Trabajo a partir de los registros del SIPA aportan otro dato relevante: “la relación existente entre trabajo registrado y el total de la población se mantuvo prácticamente constante entre 2015 y 2017”. En opinión del CETyD, “esto significa que durante los dos primeros años de la actual gestión de gobierno, la política económica y laboral no ha logrado resultados positivos en materia de trabajo registrado”, al tiempo que se observan signos de deterioro en la calidad del trabajo formal. “La categoría ocupacional que brinda el conjunto más amplio de derechos laborales (asalariado registrado contratado a tiempo indeterminado en el sector privado) mostró un sensible retroceso, mientras que las inserciones que aseguran sólo un mínimo de protección extendieron su participación en el universo de trabajadores registrados”, subraya.
El informe Indicadores del Mercado de Trabajo del Indec, publicado el martes 20, destacaba el descenso de la tasa de desocupación abierta en el último trimestre de 2017 (7,2 por ciento) tanto con respecto al trimestre anterior 1,1 punto) como en relación al último trimestre de 2016 (0,4 puntos). El mismo informe señalaba que la “subocupación demandante” (aquellos que, teniendo trabajo, buscan activamente otro por disconfomidad o insuficiencia en el que tienen) se mantenía en los mismos niveles que un año atrás, aunque disminuía sensiblemente respecto del tercer trimestre (0,7 puntos). El aporte fundamental que hace el trabajo del instituto de investigación de la Unsam es que profundiza el estudio al evaluar categorías y calidad del trabajo. Por debajo de las cifras globales que pretenden destacar una baja del desempleo, se encubre la realidad de un mercado laboral en el que el empleo pierde calidad al ritmo de la precarización y el deterioro en sus conquistas elementales.