“Si hace falta vamos a pasar Navidad en el ministerio”, adelantó Alejandro Muntó, de la organización Jóvenes Científicos Precarizados (JCP). El Ministerio de Ciencia y Tecnología que encabeza Lino Barañao está tomado desde el lunes por la mañana y la perspectiva es que la protesta se extenderá si el Gobierno no ofrece una respuesta satisfactoria. Ayer había una reunión programada para las 10, pero allí llevaron la misma oferta que había sido rechazada el miércoles. “Impresentables”, contestaron desde la toma.
La oferta fue que de los 489 científicos recomendados –que pasaron todas las instancias de evaluación– que no ingresaron a la carrera de investigación, a 107 no se les brindaba ninguna solución, por lo que quedarían en la calle. Luego de repetir la oferta del miércoles y que obviamente fuera de nuevo rechazada, los funcionarios convocaron a los representantes de los gremios a reunirse a las 14. La misma historia. Porque a las 14 les volvieron a decir que no tenían una nueva oferta, que pasaban a un cuarto intermedio por tiempo indefinido. Irónicos, los manifestantes destacan la “coherencia” de los funcionarios: “Siempre nos convocan a una o dos reuniones previas donde no ofrecen nada, y después nos quieren dar migajas”. Finalmente el “cuarto intermedio” no fue tal, y los funcionarios no volvieron. Uno de los negociadores contó: “Encima me los encontré en el bar tomando un café, y les pregunté cuánto les faltaba. ‘Estamos en eso’, me dijeron. No les importa nada”. En la toma interpretaban que la estrategia del macrismo es “jugar al desgaste”.
Pasadas las 21, Barañao recibió a los representantes de las organizaciones para comentarles que hay “seis propuestas en danza” y que hoy se juntaría con Mauricio Macri y el jefe de gabinete Marcos Peña para terminar de cerrar una oferta. En una asamblea de casi mil personas se ratificó seguir con la toma hasta obtener respuestas, y que si hoy no había alguna, iban a pasar Navidad en el ministerio. Hoy al mediodía realizarán una conferencia de prensa.
Varios becarios, científicos, docentes y estudiantes ya se mentalizaron en pasar la Nochebuena en el ministerio. Avisaron poniendo un arbolito verde de plástico en la puerta. “Pido trabajo y oportunidad de hacer ciencia con compromiso social para los compañeros que están afuera”. “Ni un becario menos, más ciencia”. “Yo pido 500 regalos, todos adentro”. “No al cierre del Conicet”. Decían algunos de los carteles pegados en el árbol. Otro, más duro, decía: “Le pido a Papá Noel que se lleve a estos hijos de yuta en su trineo”.
“Lo que queremos es, de base, garantizar el salario del conjunto de los 489 compañeros hasta diciembre de 2017, para poder negociar la posición política de este gobierno respecto al Conicet. Porque el problema no es económico, es político; ellos quieren girar los fondos a otras instituciones descentralizadas del Estado y no dárselo al Conicet”, afirmó a Páginai12 Nuria Giniger, de Científicos y Universitarios Autoconvocados.
El ministerio quiere que varios becarios continúen su trabajo en las universidades nacionales, algo que los manifestantes rechazan porque saben que muchas casas de estudio se encuentran hoy con grandes déficits, que algunas se han declarado en emergencia presupuestaria y que –sobre todo las más grandes– tienen a muchos trabajadores en situación de precariedad. “La planta del Conicet –explicó Giniger– es un lugar donde uno entra y se jubila como trabajador del Estado, tiene esa estabilidad”. También criticó a discursos que circulan contra la investigación científica. “No van a poder –remarcó–, es un conflicto que tiene legitimidad en toda la sociedad”.
Otra de las versiones que circula es la de la renuncia de Lino Barañao. El ministro participó de la última reunión, pero sus ausencias anteriores “denotan algo”, según interpretaban en la toma. “Está golpeado, no puede dar respuesta a nada y le tienen el ministerio tomado hace casi cien horas”, comentaban. Voceros de Barañao negaban anoche la renuncia.
Informe: Gastón Godoy.