El cura Agustín Rosa fue detenido luego de ser acusado de abusar sexualmente de dos ex integrantes de la comunidad religiosa que regentaba en Salta. El religioso quedó alojado en un centro médico y ayer a la tarde habló con la prensa después de declarar en la fiscalía: aseguró que es inocente y que las denuncias “son actos difamatorios”. “Es una persecución, pero no entiendo el fin o el objetivo”, dijo. “Más con esta psicosis que hay de abusos por parte de sacerdotes y la iglesia comprometida”, insistió. Por su parte, el arzobispado de Salta dio a conocer un comunicado en el que manifestó su “profundo dolor” y “unidad con todos los files de la arquidiócesis de Salta, en particular con aquellos involucrados en estos acontecimientos”.
El sacerdote Rosa, que fue acusado por la ex monja Valeria Zarsa y el ex novicio Fair Gyurkovitz por los presuntos abusos cometidos en un instituto entre 2009 y 2013, dijo que es “falso” cuanto se dijo sobre él y su colega Nicolás Parma, sobre quien pesan las mismas acusaciones. Siempre en la línea de negar las acusaciones, señaló que se trata de un asunto “interno de la iglesia”.
Ayer por la mañana, Rosa compareció ante la jueza de Garantías Ada Zunino, quien encabezó la audiencia de control de la detención del cura, acusado del delito de abuso sexual gravemente ultrajante por la duración y por ser ministro de culto reconocido. Previamente, la magistrada había ordenado que un médico del Poder Judicial y otro del Ministerio Público evaluaran si el cura estaba en condiciones de ser trasladado desde la clínica privada hasta la Ciudad Judicial provincial, para las audiencias de control de legalidad de la detención y de imputación.
Rosa dijo que conoció las denuncias que pesan en su contra recién en la audiencia, porque “no las conocía”. “Me sorprenden estas denuncias porque son actos difamatorios, más con esta psicosis que hay de abusos por parte de sacerdotes y la iglesia comprometida. Esto me llama la atención y como Iglesia me duele”, dijo el cura que en 1996 fundó el instituto religioso Discípulos de San Juan Bautista, donde él y Parma habrían cometido los abusos de que están acusados. Rosa admitió que conocía a Zarsa –quien era su mano derecha en el instituto– y a Gyurkovitz, sus acusadores.
“Me llena de tristeza que un religioso diga eso y se lo endilgue a otra persona. Es totalmente falso”, dijo el sacerdote al referirse a los cargos de los que está acusado. Rosa también procuró defender la imagen del instituto, en el que, dijo, “hemos cuidado, de acuerdo a las normas canónicas, todo lo que manda la Iglesia”.
Por otra parte, el arzobispado de la provincia expresó a través de un comunicado que “ante los acontecimientos que son de dominio público y que afectan a los Institutos de los Servidores de Jesús de San Juan Bautista y de las Servidoras de Jesús de San Juan Bautista, manifestamos nuestro profundo dolor y nuestra unidad con todos los fieles de la arquidiócesis de Salta, en particular con aquellos involucrados en estos acontecimientos”.
La comunicación, firmada por el arzobispo Mario Cargnello, detalló que cuando recibió las denuncias en abril de 2015, procedió “de acuerdo a lo establecido por las leyes eclesiásticas” y envió la documentación correspondiente a la Santa Sede. “Una vez que la misma decidió la intervención nombrando un comisario pontificio, el proceso correspondiente está en manos de la Santa Sede, según lo ha informado monseñor Luis Stockler en un comunicado emitido el miércoles”.
El mensaje del arzobispado también dejó claro que “frente a la decisión de algunos ex miembros de los Institutos de presentar las denuncias en el ámbito civil, corresponde a dicho fuero actuar en consecuencia”.