Hace ya 28 años me mudé en un mal momento de mi vida a un espacio extraño de esos que oculta Rosario sobre calle Laprida. El dueño de casa me dijo en aquel momento que ese lugar por sus características me iba a ser muy útil pero que tenga mucho cuidado con la 'Bruja de al lado'.

Esa Bruja de al lado resultó ser mi segunda madre, mi amiga, mi gran amiga, mi mecenas quien años después comenzó con una serie de donaciones que concluyeron en 2004. La profesora Ana María Rosi de Puértolas.

Compartimos unos años maravillosos, ante mi asombro ella me dijo: "Vos le enseñaste a una yerma a ser madre y yo te voy a enseñar 'mijo' lo que es el merecimiento".

Ana falleció en 2010. Cuando la subíamos a la ambulancia se inclinó en la camilla y con un gesto sublime le envió un beso de despedida a su casa que había heredado de Susana Victorica en 1960 y que tanto amó. En aquel tiempo me enseñó a querer cada rincón del lugar, a hacerme amigo de los fantasmas que como ella decía: "No les tengas miedo Dantito, ellos te adoran como yo".

Esta gran casa histórica fue construida sobre terrenos de Justo José de Urquiza por Susana Victorica, hija de Julio Victorica, su secretario privado.

Esa propiedad pasó a mis manos y para asegurarse de que así sea, luego de sucesivas donaciones, también me la heredó.

* Dedico esta historia personal a los incansables amigos "Basta de Demoliciones" y especialmente a mi amiga, la amazona Ana María Ferrini.