Nelson Carlo de los Santos Arias conoce muy bien la realidad del cine dominicano. Por eso dice: “Mi película no es muy representativa del cine que se hace en República Dominicana. El cine como espectáculo es una cuestión ontológica, surgió del principio. Es normal que se piense que el cine es entretenimiento. No sólo en República Dominicana sino en todas partes del mundo, es difícil que la gente considere que el cine es un espacio político, de discusión artística o estética, pero es muy hegemónica la forma de hacer cine en Hollywood”. El problema de eso es que, según De los Santos Arias es que los dominicanos tienen “un país híper americanizado, un país sumamente devastado por las distintas ocupaciones, cuyo norte es Miami. Así como el cine es tan poderoso, que se utilizó como instrumento de masas en Rusia, por ejemplo, el mismo opera en esta construcción mediocre de lo que tiene que ser el mundo”, analiza el director. Por eso plantea que “es muy complejo lo que pasa en República Dominicana con esa híper americanización. Ese es el cine que abunda, la mala copia del cine hollywoodense”. Lo más complejo, según el cineasta, es que el cine no ocupa un lugar de pensamiento. “Todo es válido, no hay ninguna discusión real de cómo nosotros tenemos que comenzar a pensarnos como sociedad, como región o simplemente como seres humanos. Hacer un cine que se aleje de los modelos hegemónicos es simplemente aportar diversidad en cómo tratar los temas más allá del cine”, entiende De los Santos Arias.