En el mediodía de ayer, la Federación de Aceiteros anunció una huelga general sin plazo en rechazo al 15 por ciento que ofrecieron Ciara y Carbio, las cámaras del sector en la negociación paritaria, y en repudio a los 44 despidos en Cargill, la mayoría en el complejo de la multinacional en Alvear y Villa Gobernador Gálvez. También denunció que las patronales pretenden flexibilizar algunos puntos del convenio colectivo. "Estas empresas agroexportadoras han sido favorecidas en los últimos años. Sus ganancias siguen creciendo con cada devaluación del dólar y con la reducción de las retenciones a las exportaciones. Sólo esto les ha incrementado sus ganancias en más de 10 mil millones de pesos, suficiente para cubrir el aumento que ofrecen sin poner un peso", plantearon los aceiteros. Si bien la próxima reunión entre las empresas y los sindicatos, la cuarta desde que comenzaron las negociaciones, está prevista para el próximo miércoles, anoche el ministerio de Trabajo de la Nación decretó la conciliación obligatoria, una medida que terminó acatando el gremio, según lo confirmó el titular del Sindicato de Aceiteros Rosario (Soear), Adrián Dávalos.

 

 

La medida de fuerza de la Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina (Ftciodyara), que afectará al complejo agroexportador, principal generador de divisas comerciales para el país, fue decidida en las asambleas y por el plenario de delegados. El plan de lucha comenzaba ayer a las 22, y desde la Federación esperaban que llamen a una conciliación obligatoria antes de la reunión de la próxima semana en el Ministerio de Trabajo de la Nación.

"Luego de haberse negado a negociar el bono en diciembre de 2017, y habiendo transcurrido varias audiencias paritarias, Ciara y Carbio se muestran inflexibles en su posición. No les alcanza con rebajarnos nuestros salarios con una oferta que no garantiza el salario mínimo vital y móvil, sino que pretenden derogar derechos modificando condiciones que hacen a nuestra vida adentro de las fábricas", señalaron desde la Federación que conduce Daniel Yofra a través de un comunicado.

"Pretenden que aceptemos un 15 por ciento de aumento y entreguemos condiciones de trabajo de nuestro convenio. Insisten en querer discriminar los salarios de acuerdo a la empresa en que se trabaje, su capacidad de molienda y su ubicación geográfica. Buscan fragmentar y dividir el colectivo en trabajadores de primera, de segunda y de tercera. Pretenden manejar nuestra jornada de acuerdo a sus necesidades, sacándonos los adicionales por trabajar en turno y disponiendo de nuestro tiempo libre", agregaron.

Antes de decidir la huelga general, los aceiteros precisaron que "los balances de Cargill muestran que incrementó sus ventas en un 85 por ciento en los dos primeros años del gobierno de Cambiemos. Facturó 55.100 millones de pesos sólo en 2016 y su costo salarial ‑el peso de los salarios en la facturación‑ descendió de un 2,5 por ciento en 2015 a un 1,9 en 2016. De cada 100 pesos que juntan, menos de 2 pesos se van a salario".

Desde el momento en el que la multinacional ratificó los despidos al término de la conciliación obligatoria decretada por el Ministerio de Trabajo provincial, los trabajadores vienen realizando paros sorpresivos por turno y por sector que afectan la producción.

"Si prima un poco de racionalidad sobre lo que significa este negocio, en vísperas de la cosecha de soja, deberían sentarse a negociar", planteaban ayer fuentes de la Federación una vez anunciada la medida de fuerza. En mayo de 2015, los aceiteros paralizaron la actividad durante 25 días, provocándoles a las agroexportadoras, la mayoría ubicadas en el Gran Rosario, pérdidas millonarias.