“En defensa de nuestra ficción y por más fuentes de trabajo” son algunas de las consignas de la radio abierta que la Asociación Argentina de Actores (AAA) montó frente al Congreso Nacional. Como queda expuesto en los testimonios de quienes van tomando la palabra, la crisis del sector es una. Pero es a la vez gremial, industrial y cultural. En una tarde soleada, los artistas reclaman políticas de Estado que promuevan y protejan la producción y la identidad nacional, así como la efectiva aplicación de la Ley del Actor.
En la Plaza del Congreso, al lado de la maqueta que recuerda a la escuela itinerante de Ctera, los actores armaron la estructura de la radio alrededor de las 15. Un gazebo, banderas de la asociación, una pantalla que repasaba derechos y datos para afiliarse, una mesa con comida y bebida. Juan Palomino, Alejandra Darín, Lola Berthet, Héctor Bidonde, Mirta Wons, Celina Font y Rudy Chernicoff fueron algunos de los que participaron. Hubo música y los artistas fueron tomando el micrófono para explicar por qué decidieron salir a la calle. Quienes pasaban caminando, cuando sentían curiosidad, se detenían. En muchos casos pedían fotos a las caras conocidas. Y aunque ellos accedían con simpatía, lo que querían demostrar con esta movida es que no son estrellas, sino trabajadores, como explicó Darín a PáginaI12. La transmisión la hizo La Voz, radio del centro cultural Jacinto Oviedo.
Como para muchos trabajadores, el panorama de los actores en este contexto no es bueno. Los problemas que afrontan son de diversa índole. Los más importantes son dos: la desocupación y los incumplimientos relacionados con la Ley del Actor. Los discursos reflejaron que la mirada de la AAA trasciende la cuestión gremial, ya que una palabra que resonó mucho en la radio abierta fue “identidad”. Otra palabra: “derechos”, en alusión no sólo a los de los artistas, sino también a los de una sociedad que podría querer reconocerse en sus propias ficciones. Los reclamos tenían que ver, sobre todo, con el escenario televisivo. Una buena síntesis fue la de Bidonde: “El Gobierno ha decidido que la cultura debe ser una mercancía. Lo privado ha invadido lo público, y lo privado tiene un carácter mercantil”.
Promulgada en octubre de 2015 y parcialmente reglamentada hace un año, la Ley del Actor otorga a los actores los derechos que ya poseen otros trabajadores: licencias pagas, asignaciones familiares, jubilación, salarios por enfermedad o accidentes laborales, vacaciones, aguinaldo. Obliga a los empresarios a pagar contribuciones. Lo que sucede es que sólo algunos artículos de la norma entraron en vigencia: los que refieren a convenios colectivos homologados por el Ministerio de Trabajo. Pero –como explicó el abogado del gremio, León Piasek, al tomar la palabra– cuando el macrismo reglamentó la ley la “desarticuló” y “le cambió el sentido”. Las patronales vienen haciendo contratos más bajos para los aguinaldos y vacaciones. Lo que denuncia la AAA, es que hacen contratos partidos en dos para evadir el pago de derechos sobre el total del contrato. A esta situación se añade que una serie de productoras no está haciendo las contribuciones totales previsionales de salud y de seguridad social. Pol Ka, Underground, Non Stop, Telearte, LC (Acción), La Paloma y Telefe son las responsables de esta situación, según publicó hace unos días la revista Mu.
“El aporte a la Obra Social de Actores (OSA) no se está cubriendo y no está funcionando como tiene que funcionar. La ley está vigente hace dos años, y lo que deben lo deben hace dos años”, puntualizó la secretaria adjunta de la AAA, Lola Berthet. Juan Palomino, secretario general, agregó que la reglamentación resultó “favorable” para los empresarios de TV. “Ellos interpretan que todo lo que percibe el actor no es en concepto de trabajo. Utilizan otra figura que es ‘derecho de imagen’. Los compañeros han dejado de percibir hasta un 50 por ciento de su salario como aguinaldo y vacaciones”, detalló. En este momento la norma está judicializada. En principio, la Asociación presentó un amparo por la inconstitucionalidad del decreto que reglamenta la norma al Juzgado del Trabajo N° 20, que dictó sentencia favorable a los trabajadores. El Ejecutivo apeló. La Sala 2 de la Cámara de Apelaciones volvió a dar la razón a los artistas. El Ministerio de Trabajo llevó el caso a la Corte Suprema para su apelación.
La proliferación de novelas extranjeras fue otro de los temas de la jornada. La falta de trabajo, aclararon varios de los manifestantes, es común en su oficio, pero sin un Estado presente, se agrava. Al respecto, Berthet manifestó: “Cuando tenemos este tipo de gobiernos, empieza a haber enlatados y muy poca ficción, o ficciones más cortas y con elencos menores. Hay muchos menos programas para hacer miniseries. Ahora creo que no hay, directamente. Se vuelca todo a las series web, que están buenísimas, pero tienen un pago mucho más mínimo”.
“El público estuvo acostumbrado a ver ficciones a la tarde y en el horario central, ahora ocupado por programas de panelistas y novelas extranjeras, excepto por Sandro (de América, la serie) y Simona… Si no hay regulación por parte del Estado, frente a la llegada de series extranjeras por el mínimo costo, es difícil que un empresario quiera invertir. Los hay todavía. Y al haberse bajado proyectos de concursos federales, como existía en la década pasada, ha mermado muchísimo el trabajo”, agregó Palomino. La cuestión de la identidad es otra de las preocupaciones del gremio. Una consecuencia: “Cuantas más series turcas vengan, menos espacio tenemos para seguir espejándonos nosotros mismos. Estamos más cerca del sultán que del maestro”.
Como “intento de solución”, la Asociación presentó un proyecto de ley, junto a otras quince entidades, para el fomento y la protección de la actividad televisiva nacional, contenidos audiovisuales y nuevas plataformas. “Estamos hablando con senadores, tiene que entrar en las comisiones”, indicó Darín, presidenta de la AAA. Según ella, esta radio abierta procura “interpelar a la sociedad”. “Sospechamos que los argentinos quieren ficciones argentinas”, expresó. La manifestación contó con múltiples adhesiones, fundamentalmente de otros actores, como Pepe Monje, María Fiorentino, Leticia Brédice y Luis Machín.