La tarifa de gas volverá a aumentar a partir del domingo. El ministro de Energía, Juan José Aranguren, informó ayer que el ajuste promedio será de 32 por ciento, pero en las categorías más bajas las subas llegan al 40 por ciento. Con esta nueva actualización, en doce meses los incrementos en el Area Metropolitana de Buenos Aires llegarán al 110 por ciento y en dos años de gobierno superarán el 1000 por ciento, siempre que se mantenga el mismo consumo. Finalmente el Gobierno descartó aplicar una tarifa plana semestral para trasladar parte del impacto de los meses de mayor consumo al resto del período. Negocian con las empresas para que ofrezcan un plan de financiación optativo (ver aparte).
En el caso de Metrogas, de acuerdo con la resolución publicada ayer en el Boletín Oficial, el precio que pagan los usuarios residenciales por el metro cúbico del fluido, sin considerar la tarifa social ni los descuentos por ahorro, sube hasta un 40,4 por ciento, por debajo de lo que había solicitado la empresa. En doce meses, el incremento llega al 105,1 por ciento y desde el cambio de gobierno la cifra trepa nada menos que un 1046,9 por ciento. Además, el valor del cargo fijo que se cobra independientemente del consumo de cada hogar trepará un 43,9 por ciento, pese a que la empresa había solicitado una suba de 36,7 por ciento.
Con los nuevos valores, si en el bimestre mayo-junio un cliente residencial de Metrogas de la categoría más baja (R1) consume 80 m3 pagará 137,58 pesos de cargo fijo y 440,8 pesos de cargo variable (80 m3 x 5,51 pesos). A esos 578,38 pesos se le debe sumar un 21 por ciento de IVA. Por lo tanto, la factura final sería de 699,8 pesos, sin contar otros impuestos menores. Ese usuario, en mayo-junio del año pasado, pagó por el mismo consumo 58,75 pesos de cargo fijo y 215,2 pesos de cargo variable (80 m3 x 2,69 pesos). Una vez sumado el IVA, la factura final había sido de 331,5 pesos. Por lo tanto, el aumento interanual que tendrá que afrontar será de 111,1 por ciento, frente a una inflación que según el Indec el año pasado fue de 24,8 por ciento y aumentos salariales que promediaron un 27,5 por ciento.
A fines de 2015, ese mismo usuario con un consumo bimestral de 80 m3 pagaba 13,55 pesos de cargo fijo y 38,4 pesos de cargo variable (80 x 0,48 pesos), cifra que con el IVA llegaba a 62,80 por bimestre. Con los aumentos que ya se aplicaron y el que regirá a partir de abril, ese cliente habrá pasado a pagar 699,8 pesos, un 1014,3 por ciento más.
Para justificar semejantes incrementos, Aranguren remarcó ayer que entre 2001 y 2015 la tarifa de un usuario residencial de gas natural de la categoría más baja aumentó 169 por ciento, mientras que en el mismo lapso la inflación fue de 1392 por ciento y el incremento salarial de 1658 por ciento. De este modo, dejó en claro también la fuerte recuperación que tuvo el salario real durante el kirchnerismo, aunque su intención no haya sido demostrar eso.
El ministro sostuvo además que esas tarifas bajas no incentivaron la inversión y forzaron una importación creciente de Gas Natural Licuado. A raíz de ello recordó que entre 2006 y 2015 el kirchnerismo destinó 24.400 millones de dólares para subsidiar el consumo de gas natural. “Un poco más de 2 por ciento del PBI se destinó para mantener los precios del gas natural artificialmente bajos y eso generó señales hacia la demanda. Cuando algo tiene un precio bajo intentamos consumir más”, destacó.
Aranguren también aprovechó para contestarle a la oposición que reclama mayor gradualidad. “Cuando alguien hoy hace una propuesta, y hasta hay proyectos de ley, que quieren acercar los incrementos tarifarios a los salarios no estamos viendo que es lo que ha pasado en el pasado y si eso lo repitiéramos en el futuro vamos a tener energía escasa y cara porque va a ser importada”, afirmó el ministro, quien estuvo acompañado durante la conferencia de prensa por el presidente del Ente Nacional Regulador del Gas, Mauricio Roitman, y el subsecretario de Exploración y Producción, Marcos Porteau.
Aranguren sostiene que si se congelan nuevamente las tarifas volverá a haber un desincentivo a la producción y un incremento de los subsidios. Sin embargo, lo que le cuestionan desde varios sectores de la oposición no es que las tarifas hayan subido sino el ritmo en el que lo han venido haciendo, intentando devolverle a las empresas en cuatro años la rentabilidad en dólares que perdieron desde 2001.
Al detallar por qué sube la tarifa de gas, Aranguren recordó que contempla los costos de producción, transporte, distribución e impuestos. La mayor incidencia corresponde al precio de gas en boca de pozo. Cuando el Gobierno aplicó el primer tarifazo en 2016, luego de que la Corte Suprema lo obligara a realizar audiencias públicas, el gas mayorista trepó de 1,29 a 3,42 dólares el millón de BTU. En abril de 2017 subió a 3,77 dólares, en diciembre a 4,19 y ahora pasará a 4,68 dólares. Al inicio, de ese trayecto Aranguren dijo que el objetivo oficial era convalidar en octubre de 2019 un precio de gas en boca de pozo de 6,80 dólares el millón de BTU, aunque ayer esa meta se ajustó levemente a la baja al informar que es 6,38 dólares. La cifra no tiene relación con los costos de extracción sino con la paridad de importación. “Nuestra expectativa es que los precios van a empezar a bajar cuando igualen al costo marginal de producción”, afirmó el ministro.
A transportistas y distribuidoras, el Enargas les autorizó en 2016 un ajuste en el Valor Agregado de Distribución (VAD) a ser aplicado en tres cuotas. En abril del año pasado incrementaron su remuneración un 30 por ciento, en diciembre otro 40 por ciento y ahora el 30 por ciento restante. Ese incremento surgió de la Revisión Tarifaria Integral para los próximos cinco años, pero además se acordó un ajuste por inflación que toma como referencia la evolución del Índice de Precios Internos al por Mayor (Ipim). Aranguren aseguró ayer que a partir de ahora “el incremento que venga va a estar exclusivamente vinculado con el incremento de precios mayoristas”. No obstante, los costos que se actualizarán sólo en base al Ipim son los de transporte y distribución, ya que el precio del gas mayorista seguirá el sendero de ajuste previsto para llegar a 6,38 dólares el millón de BTU, independientemente de lo que suceda con la inflación. Además, como los valores están dolarizados, cualquier variación del tipo de cambio hará que el impacto sea todavía mayor.