“Sin el peronismo no se puede, y con el peronismo sólo no alcanza.” Eso decía John William Cooke hace más de medio siglo, respecto de cómo enfrentar con posibilidades de triunfo a la derecha de entonces en nuestro país. En estos momentos, cuando se multiplican las reuniones con el objeto de lograr la unificación de las diversas expresiones peronistas para enfrentar electoralmente a la derecha macrista en el 2019, me parece oportuno recordarlo.

Los destinatarios de aquella máxima de Cooke eran claramente dos. Por un lado, la izquierda tradicional de la época. Aquella izquierda desconfiaba del pueblo peronista, al que juzgaba como un sujeto social y político imprevisible a raíz de las limitaciones ideológicas que le adjudicaba. Lo mismo sucede con la izquierda de estos días. Para colmo, el aura de corrupción con el que carga toda la dirigencia peronista, por el solo hecho de serlo, genera resistencias en cualquier potencial aliado político.

El otro destinatario era la propia dirigencia peronista, que suele mirar con aprensión a todas las izquierdas, a las que considera tan ilustradas como inútiles para conducir cualquier proceso de transformación social. Y como si fuera poco, están convencidos de que no aportan ninguna densidad electoral.

En síntesis, articular una propuesta política común no es un desafío fácil. Además de superar históricas prevenciones, también debemos superar contradicciones actuales. Por eso, para unir en una sola fuerza, con una sola propuesta programática, toda la diversidad del campo nacional y popular, debemos cargarnos de tolerancia y paciencia.

Al PJ le toca entender que no se trata de reciclarse para convertirse en la opción prolija de alternancia democrática. Desde la izquierda popular, debemos trabajar para ensanchar los límites institucionales de nuestra democracia, de modo que sea posible dar respuestas a las demandas de la sociedad.

Sin embargo, por encima de nuestras dificultades se encuentra aquello contra lo que confrontamos: la derecha macrista es tan salvaje y brutal, que ayuda al polo opositor a disimular sus diferencias.

No dudo de que si actuamos con inteligencia y tolerancia,  y anteponiendo el interés de nuestro pueblo trabajador a las mezquindades, miserias y egoísmos que suelen abundar en el mundo político, en definitiva, si estamos a la altura de las circunstancias, vamos a poder construir una herramienta capaz de volver a ponernos en el camino de la tan anhelada justicia social.

* Socialista en Unidad Ciudadana.