Cuando los frutos están maduros, se recogen de la tierra, listos para alimentar y compartirse. Así concibió Phonalex el resultado de las diez canciones de La cosecha, el segundo disco de esta banda que, desde su nombre, enaltece los sonidos monstruosos que se grabaron en los ‘70 en aquellos míticos estudios, donde lo hicieron Pescado Rabioso, Manal, Vox Dei y Color Humano. Habían pasado dos años desde que se sentaron a pensar el disco y cuando llegó el momento de titularlo sintieron que “cosecha” era una palabra con un buen color. “Nos pareció que tenía mucho que ver con el proceso laborioso que lleva a una persona a sembrar una semilla y un día poder levantar algo”, dice Juan Chiatello, guitarrista y cantante, y apela al sacrificio que lleva pasar por el proyecto de composición, grabación y finalmente, obtener el material final.

Como buenos melómanos y amantes del audio, fabricaron vinilos de La cosecha y el año pasado fueron a buscarlos a Barcelona, España. Fue una buena excusa para preparar una gira. “Tocamos un montón, algunos días dos veces. Hay una movida muy interesante para hacer allá”, cuenta Juan. Dice que como hay espacios donde tocan bandas fijas, entonces pudieron subirse al escenario y usar esos instrumentos. “Se daba mucho la dinámica del micrófono abierto. En algunos lugares, apenas llegamos, fuimos súper bien recibidos”, destaca.

La búsqueda del audio fue similar a la del primer disco, epónimo y editado en 2013. En esta oportunidad, Phonalex grabó en los estudios Maui y Nak, logrando un salto de calidad a nivel fierros y trabajo. “El estudio Maui es una locura, pudimos trabajar con Feco Escofet y con Nicolás Kalwill como productor, y eso ayudó muchísimo a la terminación del disco y las canciones.”

Si bien la banda conserva el estilo desde el primer disco, reconocen un proceso de maduración. El tiempo, con todo lo que eso implica, ayudó a profesionalizar el sonido, además de las presentaciones en vivo, que les proveyó un buen manejo del escenario. “Hubo una evolución, también nos agarra con otra edad, con otra visión del mundo, con ganas de decir otra cosas”, asegura el cantante.

Una de las experiencias del último año, además de la gira por Barcelona, fue la participación del concurso Camino a Abbey Road y, tras ser finalistas, cerraron un 2017 plagado de trabajo y compromisos. “Fue una historia medio rara, por cuestiones propias de ese tipo de concursos, pero habíamos terminado el año con un montón de cosas, pensando en un tercer disco. Veníamos en una etapa de mucho laburo y Cucche (Gonzalo Cucchetti, bajista y cantante) sintió que ya era tiempo de dejar la banda porque sentía que no podía aportar más al proyecto, y fue un momento difícil para los tres”, señala Juan. Por eso, de ahora en más, se presentarán en dúo con Tomás Jager, baterista y cantante: “No sabemos si se sumará algún bajista, tal vez en un momento vuelva Cucche, pero por ahora quedamos en dúo”.