Rusia anunció ayer la expulsión de 60 diplomáticos estadounidenses en reacción a la misma medida adoptada por Washington a causa del caso del exespía ruso envenenado en Reino Unido. En un gesto que recuerda a la Guerra Fría, el régimen ruso advirtió además a todos los países que han secundado a Washington y Londres que replicará expulsando sistemáticamente a sus diplomáticos. Cerca de 30 países han expulsado a más de 140 funcionarios de legaciones rusas a causa del escándalo del envenenamiento del exespía Serguei Skripal el 4 de marzo en la ciudad británica de Salisbury. Su hija Yulia, que también fue envenenada, se recupera rápidamente y ya puede hablar, informó el hospital que se ocupa de ambos.
Londres responsabiliza a Moscú del atentado contra Skripal y alega que para el envenenamiento se utilizó un agente nervioso llamado Novichok desarrollado en la antigua Unión Soviética. Sin embargo, Rusia niega su implicancia en el envenenamiento a Skripal. Es más, ayer denunció a los servicios secretos británicos como presuntos autores del envenenamiento del ex espía ruso. Skripal, ex espía ruso que se convirtió en agente doble al servicio del MI6, la inteligencia británica, fue detenido y condenado en Rusia a mediados de la década pasada. Tras su liberación en 2010 en un intercambio de espías, recibió refugio en Reino Unido y se instaló en Salisbury.
“Los detectives seguirán centrando sus investigaciones alrededor de la dirección de la vivienda (de Skripal) en las próximas semanas y, posiblemente, meses de investigación”, agregó el texto citado por la BBC.
El jefe de la unidad antiterrorista de Scotland Yard, Dean Haydon, destacó que las autoridades están dedicando gran parte de los esfuerzos en la vivienda y sus alrededores. “Me gustaría dar las gracias a la comunidad local por su comprensión y apoyo”, remarcó, antes de indicar que el riesgo para los residentes en la zona es bajo.
La investigación del caso moviliza a más de 250 policías británicos.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, informó al embajador estadounidense de las medidas de represalia, y además anunció que el consulado estadounidense en San Petersburgo deber cerrar sus puertas, como suceder con el ruso en la ciudad de Seattle. “Rusia está reaccionando a medidas absolutamente inaceptables en nuestra contra, tomadas bajo grandes presiones de Estados Unidos y Gran Bretaña’’, dijo Lavrov. Moscú ya había expulsado a 23 diplomáticos británicos y cesado las actividades del British Council en Rusia.
La escalada diplomática no da signos de atenuarse, porque rápidamente Washington indicó que no hay ninguna justificación a la reacción rusa.
“Washington se reserva el derecho de volver a replicar”, explicó la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert.
Yulia Skripal, de 33 años, salió de cuidados intensivos el jueves y su salud mejora rápidamente. “Ya no está en estado crítico y su situación es ahora estable”, precisó el hospital de Salisbury. Según la BBC, la mujer está consciente y puede hablar. Pero sigue necesitando cuidados específicos por 24 horas, detalló Christine Blanshard, directora médica del hospital.
El padre, de 66 años, permanece en situación crítica pero estable, añadió.
El ataque de Salisbury es considerado como el primer uso de un arma química en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. La tercera víctima, Nick Bailey, fue dada de alta el jueves pasado. Se trataba del primer policía que intervino para auxiliar a Serguei Skripal y su hija cuando se encontraban inconscientes en un banco público.
Según los investigadores, el padre y la hija entraron en contacto por primera vez con el agente tóxico en el domicilio del exespía. “Los especialistas han identificado los niveles de concentración más altos del agente neurotóxico, por el momento, en la puerta de entrada del domicilio” en Salisbury, aseguró ayer la policía metropolitana de Londres. La investigación podría durar meses y se concentra en el domicilio de Serguei Skripal y sus alrededores.
Skripal, un coronel ruso que pasó información a los servicios secretos británicos, fue descubierto y encarcelado en Rusia, pero finalmente entró en un canje de espías en el aeropuerto de Viena en 2010 y vivía en el Reino Unido desde entonces. La investigación sobre el envenenamiento de Salisbury es una de las más complejas tratadas por los servicios antiterroristas y 250 especialistas que están intentando dilucidar el caso. Un juez británico pidió la semana pasada la extracción de sangre del exespía ruso y su hija para que la analicen los expertos en armas químicas, anunciaron fuentes judiciales.
Una corte de Londres tuvo que dar su permiso para las muestras destinadas a la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) porque la gravedad del estado de Serguei Skripal y su hija Yulia les impedía dar su consentimiento. Tanto Rusia como el Reino Unido pertenecen a la OPAQ, que tiene como misión eliminar todo tipo de armas químicas.