Un contador iba ensimismado por la calle, cuando de repente oyó un ssssppp.., giró y vio un sapo que le dijo:
–Si me besas, me convertiré en una hermosa princesa.
El contador, sin mediar palabra, se agachó, agarró al sapo y se lo metió en el bolsillo.
Una vez dentro del bolsillo, el sapo volvió a decir:
–Si me besas, me convertiré en una hermosa princesa y me quedaré contigo toda una semana.
El contador, tomó al sapo, le miró, le sonrió y lo volvió a introducir en el bolsillo.
El sapo, nuevamente volvió a decir:
-Si me besas, me convertiré en una hermosa princesa, me quedaré contigo el tiempo que quieras y haré lo que me pidas.
Nuevamente, el contador volvió a sacar al sapo del bolsillo, lo miró sonriendo y lo volvió a meter en el bolsillo.
Esta vez, el sapo chillando le dijo:
–¿Qué te pasa? ¿No me has oído que si me besas me convertiré en una hermosa princesa y que quiero complacerte? ¿Por qué no me besas?
El contador volvió a sacarlo del bolsillo y con paciencia le dijo:
–Mira, soy contador y no tengo tiempo para las mujeres, pero un sapo que hable, ¡eso sí es interesante!