El Gobierno anunció que bajará en los próximos dos años del 10 al 5 por ciento las retenciones a la exportación de cuero crudo. El presidente Mauricio Macri se lo transmitió en Casa Rosada a los empresarios que forman parte de la Mesa de la Cadena de la Carne, en la cual se discuten las políticas sectoriales con distintos Ministerios. Esta iniciativa, que había sido avalada por el ministro de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, generó malestar entre los industriales marroquineros y entre los trabajadores del rubro, que se mostraron sumamente críticos con las políticas del equipo económico. La medida beneficia a los grandes ganaderos agrupados en la Sociedad Rural.
“Manifestamos nuestra oposición a las políticas de este Gobierno. Con cada decisión empeora las condiciones de vida de los trabajadores. Seguiremos dando lucha, defendiendo los derechos de los trabajadores curtidores”, plantearon ayer desde el Sindicato de Obreros Curtidores. La posibilidad de enviar el cuero crudo con menos retenciones al extranjero implica un problema para los curtidores porque deberán pagar más cara la materia prima. Se trata de una medida que potencia la reprimarización del sector y resta incentivos a los eslabones que generan mayor valor agregado.
“La decisión de quitar retenciones a la exportación del producto sin curtir genera una caída en la competitividad de los industriales locales, al tener que abonar ahora un precio mayor por el cuero no curtido. Esta situación sumada al ingreso de productos del mercado chino pone mayor presión a la producción del mercado interno”, dijo Ariel Aguilar, titular de la Cámara Industrial de las Manufacturas de Cuero y Afines. Agregó que “el combo anti productivo se termina de completar con la suba de las tarifas de los servicios públicos. El sector enfrenta un fuerte aumento de los costos y se vuelve muy complicado competir por precio ya no sólo contra China sino contra Brasil”.
El impacto en la estructura de costos puede cuantificarse fácilmente. En la actualidad, los derechos de exportación del cuero crudo no trabajado se ubican en 10 por ciento. Esto implica que el precio que deberá pagar por este insumo la industria que procesa la materia prima es proporcional a lo que se resta de retención. Si se quita del todo el impuesto, el insumo saldrá 10 por ciento más caro. La medida agrava además una tendencia que se viene potenciando desde el año pasado: una porción cada vez más importante del cuero sale del país sin procesarse. En 2017, las exportaciones de cuero crudo representaban un 3 por ciento de la faena total, en tanto que este año la cifra ya se ubica en torno al 10 por ciento.
La reprimarización es un problema en materia laboral porque afecta a las fábricas que generan la mayor cantidad de puestos de trabajo en el sector. “El modelo económico que pretende el Gobierno perjudica directamente el trabajo en las curtiembres”, dijeron desde el Sindicato de Obreros Curtidores. La importación es el otro gran problema que potencia la caída de los puestos de trabajo en las fábricas. En los últimos dos años ya se perdieron 2500 de los 12.000 puestos de trabajo que había en las curtiembres. Además, se perdieron otros 2500 de los 7000 que había en las fábricas de manufacturas de cuero. Finalmente, se perdieron 4000 empleos de los 45.000 que había en la producción de calzado.
“Se siguen tomando medidas a favor de la Sociedad Rural. La quita de las retenciones al cuero crudo no le aporta nada a la industria y la producción nacional, que es donde se genera valor agregado. Sólo le genera más ingresos a sectores primarios que producen con poco valor agregado y demandan poca mano de obra”, mencionó Aguilar. “Es el debate por el proyecto de país que venimos teniendo desde la época de Rosas. Ahora nos estamos comportando nuevamente como en épocas de la colonia”, cerró. El empresario aseguró que la mentalidad del Gobierno es sacar el cuero sin procesar y traer importado el producto final. Los datos no lo desmienten. En enero y febrero de 2017 se importaron 6 millones de productos de marroquinería. En el mismo período de 2018, ingresaron al país 10 millones de unidades. Se trata de una suba del 51 por ciento en términos interanuales y la tendencia, según Aguilar, es que siga avanzando la importación.