Ahogados por los tarifazos en los servicios de luz y gas, peligra la continuidad de la tradicional fábrica de chocolates Arrufat, administrada por sus trabajadores. Con boletas que se incrementaron en los últimos dos años en un mil por ciento, con montos de hasta 86.000 pesos para el caso del suministro eléctrico, los 17 trabajadores de la chocolatera dedicaron este mes tres de las cuatro semanas para pagar servicios y apuestan a que un empujón en las ventas por Pascuas les permita obtener alguna mínima ganancia a repartir como ingresos entre los cooperativistas. “Estos aumentos desmedidos nos perjudican muchísimo. Hasta ahora juntamos la plata para los servicios y materias primas y, generalmente el excedente nos lo repartimos en partes iguales. Hace tres semanas que estamos sin llevarnos un peso a nuestras familias”, relató Adrián Serrano, integrante de Cooperativa Arrufat. La firma venderá este fin de semana en su sede de Tres Arroyos 339 huevos de Pascua a mitad de precio. La convocatoria se viralizó en apoyo a sus trabajadores.
En medio de la crisis global de 2009, con esquirlas que llegaron hasta la Argentina, los dueños de Arrufat comenzaron con una práctica habitual en empresas que se preparan para una quiebra: adelantaron vacaciones y licencias sin goce de sueldo a los empleados. La fábrica de chocolate, fundada en 1931, acumulaba nueve meses de atrasos en los salarios. La firma llegó a operar con 300 trabajadores. En febrero de 2009, con la presencia de un centenar de efectivos de la Federal, iniciaron el vaciamiento. Los trabajadores resistieron ese saqueo y tres meses después, con ollas populares, festivales y colectas, 30 de sus obreros conformaron la Cooperativa de Trabajo Trabajadores Arrufat-Vivise y retomaron la producción. Hoy sobrevive la mitad de esa planta, apenas 17, según precisa Serrano a PáginaI12.
Fue difícil, como para toda cooperativa, mantenerse. Tuvieron que sacar créditos con sus propios bienes como garantía para comprar y poner en servicio las máquinas. “Nos daban créditos para la compra de las máquinas. No nos las regalaron, como afirman algunos. Esto nos costó mucho. Lágrimas y una lucha inmensa y no queremos que esto se cierre. Detrás de cada uno de nosotros hay una familia”, asegura. Pero en los últimos dos años está recibiendo un castigo que erosiona cualquier voluntad. La caída en el consumo y el incremento de los costos de las materias primas había reducido el ingreso básico que reparten de manera solidaria entre los trabajadores cooperativistas. Pero en los últimos meses esa mínima diferencia de un mes de trabajo se está yendo en su totalidad a pagar las boletas de luz y gas.
Sin topes para las cooperativas, los servicios crecieron en torno a un mil por ciento para el caso de la luz. “En 2014 y 2015 pagábamos por la luz 7000 pesos. La última boleta que vino, que la pagamos el miércoles, es de 86.000 pesos. Pagábamos 600 de gas, ahora vinieron boletas por 6000. Esta última también la pagamos el miércoles. Y son cosas que hay que pagarlas en efectivo”, relata Serrano. Así, la poca liquidez generada financia a estas distribuidoras.
Paradójicamente, los aumentos se dan en un contexto de igual o menor producción de la cooperativa. “En luz gastamos siempre lo mismo. En gas es más estacional. En verano comenzamos con la producción de bombones de frutas y gomitas, para lo cual prendemos la caldera dos o tres veces por semana. Con ese nivel de actividad, pagamos siempre entre 800 y 1200 pesos. Ahora nos está viniendo 7000 pesos de gas y esta semana nos vino una más de 4000 y no lo estamos utilizando todavía. Lo único que está prendido es la cocina donde comemos al mediodía los empleados”, relató Serrano. “Los aumentos de la luz y el gas nos hacen tambalear. Estamos cuesta arriba. Los aumentos fueron desmedidos”, agrega, por si hiciera falta. En el caso de la luz los aumentos fueron más salvajes, “Empezaron con 26 mil pesos, después 36 mil, 46 mil y ahora prácticamente es imposible pagar con el aumento que vino (86.000)”, señaló. Las dos boletas anteriores fueron de 68.000 y 77.000 pesos, respectivamente.
Para mantenerse a flote este mes, la cooperativa venderá los tradicionales huevos de Pascua que le quedan a precios accesibles. Por ejemplo, se puede comprar uno de medio kilo a 300 pesos, aunque también hay en tamaños más pequeños y precios más bajos. La delicada situación de Arrufat tuvo repercusión en las redes sociales y se generó una convocatoria que invita a acercarse hoy al establecimiento porteño de Villa Crespo de 8 a 20, o mañana entre las 9 y las 13.