Por tercer día consecutivo, los jubilados no pudieron adquirir sus medicamentos. Los farmacéuticos mantienen el corte total a los servicios de la obra social. El conflicto entre el PAMI y las farmacias se explica porque éstas reclaman una deuda de más de 3 mil millones de pesos.
Lejos de marcar el camino hacia una salida del conflicto, el titular del PAMI, Carlos Regazzoni, propuso un cuarto intermedio en las negociaciones y pidió que las farmacias regularicen la atención sin una oferta clara. Sin embargo, los farmacéuticos respaldaron la medida de fuerza e insistieron con sus reclamos.
Las cuatro entidades que nuclean a las farmacias anunciaron que, por tiempo indeterminado, seguirán sin vender medicamentos con descuentos a jubilados afiliados al PAMI. Según fuentes del sector, el acatamiento es importante en el interior del país y un poco menor en la Ciudad de Buenos Aires, aunque en este distrito comenzaron a plegarse más farmacias con el correr de las horas.
El meollo del conflicto radica en el financiamiento del sistema, que tiene a los laboratorios como una pata esencial ya que ofician de intermediaros entre el PAMI y los farmacéuticos. Las farmacias venden los medicamentos incluidos en las coberturas, cuyo pago se hace a través de notas de créditos en un lapso de 15 días, aunque suelen tardar 90. Desde la industria farmacéutica aseguran que existen retrasos en los pagos que debería cubrir el PAMI, mientras desde la obra social aseguran que están al día.
“Nosotros hacemos esta acción para garantizar el servicio, esto no es un capricho gremial. El cuarto intermedio debería ser: ‘acá está la plata para comprar los remedios para los jubilados’. Lo que nos piden es que sigamos vendiendo medicamentos cuando hace 120 días que no cobramos. No podemos financiar al PAMI. Se quieren lavar las manos”, dijo a Página/12 el director general del Colegio de Farmacéuticos de Capital Federal, Claudio Ucchino.
En el medio, los perjudicados son los jubilados que no pueden acceder a sus medicinas en una época sensible del año. “Hasta que el dinero no llegue a la farmacia, es imposible reponer los medicamentos. Y el responsable de garantizar la prestación es Regazzoni”, apuntó Ucchino.
“El afiliado es el que menos culpa tiene, es el que paga, el último del eslabón y el que aporta al sistema. Al jubilado le descontaron toda su vida para tener la obra social”, añadió el titular del Colegio de Farmacéuticos de Junín, Atilio Villani.
Las farmacias denunciaron que los problemas de financiamiento comenzaron en septiembre y desde entonces nunca se regularizaron. “Los medicamentos que se entregaron a los beneficiarios del PAMI durante los meses de septiembre, octubre y noviembre, ya fueron pagados con recursos de los profesionales, sin respaldo de nadie, ni los laboratorios, ni la obra social. A muchísimas farmacias ya les están cortando las cuentas de sus droguerías y los dejan sin reposición de medicamentos para atender a sus pacientes, sean o no del PAMI”, destacaron las entidades en un comunicado.