La revista The Lancet, tal vez la más prestigiosa en temas de salud, publicó en la última semana un editorial dedicado al aborto, al comentar una investigación sobre las últimas estimaciones a nivel mundial de embarazos involuntarios, es decir, no intencionales. La publicación destaca que la mayoría de esas gestaciones no deseadas se producen en regiones en desarrollo donde, además, suele haber un acceso limitado a servicios de aborto seguro; de esta manera, contribuyen de manera significativa a abortos inseguros en todo el mundo. “La reducción de la estigmatización, la minimización de las consecuencias sociales y económicas de los embarazos no deseados como así también la mejora del acceso a la anticoncepción moderna y la garantía de abortos legales y seguros generarían mejoras tangibles en la salud”, destaca la revista.
Para el médico obstetra Mario Sebastiani, del Hospital Italiano y autor del libro #Aborto Legal y Seguro, la publicación es “un inmejorable espejo para mirarnos a la vez que brinda elementos a los legisladores para una votación responsable el día que bajen al recinto a decidir si quieren que la interrupción del embarazo sea segura o insegura”.
The Lancet se refiere al aborto al comentar las conclusiones de una investigación sobre los embarazos no planificados del Instituto Guttmacher, donde advierte que son más frecuentes de lo que se había estimado hasta el momento, a partir de calcularlos con un modelo estadístico más complejo y más exacto. Ese artículo se incluye también en la revista bajo el título: “Tendencias mundiales, regionales y subregionales en embarazo no intencional y sus resultados de 1990 a 2014: estimaciones de un modelo jerárquico bayesiano”.
–¿Qué nos están diciendo los datos que publica la revista? –le preguntó este diario a Sebastiani.
–Todos sus datos avalan los dichos de quienes estamos a favor de la despenalización del aborto y utilizamos la evidencia científica para sostener nuestra posición. Respetamos todos los diálogos y todas las creencias, pero mientras algunos elaboran defensas del estatuto del embrión o de la persona, otros países han implementado políticas públicas que han disminuido la tasa de abortos y ese objetivo sea probablemente una causa común entre las distintas posiciones. No puedo ni debo dejar de olvidar el valor que se le da a la dignidad de las mujeres en uno u otro escenario. Si no hay datos no hay políticas. Por eso, la despenalización nos enfrentaría a saber cuántos abortos tenemos como cualquier país razonable. Ni muchos ni no deben ser tantos. La legalización nos dirá cuántos hay y en qué sectores están, que edad tienen las mujeres y, si nos permiten preguntar cuál es el motivo por el que abortan, sabemos las causas, aunque es primordial proteger su privacidad. La despenalización disminuye los abortos porque al hacerse dentro del sistema de salud seguramente la prevención del embarazo no deseado será efectiva. Este estudio de The Lancet dice que los países “centrales” tienen menos abortos por mayor acceso a métodos anticonceptivos modernos.
–La disminución de la tasa de embarazos no deseados en las regiones en desarrollo de 1990 a 2014 no coincidió con una disminución en la tasa de aborto. ¿Cómo hay que analizar esta tendencia? –le preguntó PáginaI12 a la médica especialista en Salud Pública Malena Correa, del departamento de Salud de Madre y Niño del Instituto de Efectividad Clínica y Sanitaria (IECS).
–El porcentaje de embarazos no deseados que terminan en abortos en esta parte del mundo aumentó. Este hallazgo podría sugerir que las mujeres que experimentan embarazos no deseados están cada vez más motivadas para evitar un parto no deseado. También es posible que un mejor acceso al aborto seguro, como a través del conocimiento y la disponibilidad del misoprostol y otras tecnologías seguras, ha hecho posible que un número creciente de mujeres decida terminar de forma segura un embarazo no deseado, en lugar de continuar con un parto no deseado.
La revista destaca los siguientes hallazgos:
- Por año en el mundo hay alrededor de 227 millones de embarazos, de los cuales el 44 por ciento son involuntarios, es decir, no planificados: representan unos 100 millones al año. El 56 por ciento de ese total, o sea aproximadamente la mitad, unos 50 millones, termina en aborto. El resto se reparte entre un 32 por ciento de partos no planificados y un 12 por ciento de abortos espontáneos. Publicaciones anteriores de la misma revista indicaban ya en 2009 que en países ricos la tasa de embarazo no deseado y de aborto había disminuido significativamente. En cambio, en los países con ingresos medios o pobres, grupo en el que está Argentina, contrariamente, las tasas de aborto se habían sostenido y aumentado, llegando a valores más altos que países de altos ingresos.
- Los abortos inseguros causan entre el 8 y 11 por ciento de las muertes maternas en el mundo y ocurren predominantemente en países de ingresos bajos-medianos: se concentran donde las políticas de acceso a la interrupción voluntaria de embarazo son más restrictivas y los factores socioeconómicos afectan aún más el acceso.
- Con respecto a los métodos para abortar, el informe del Instituto Guttmacher indica que el aumento significativo de los abortos con medicamentos (usando la combinación de mifepristona –que en Argentina está prohibido– y misoprostol, o misoprostol solo) ha mejorado sustancialmente la seguridad de los abortos clandestinos. “El misoprostol, que también se usa para tratar las úlceras gástricas y por lo tanto a menudo está disponible de manera relativamente amplia, es ahora el método más común de aborto en muchos países con acceso restringido”, señala The Lancet en su editorial. En cambio, “en países con altos ingresos, que generalmente tienen políticas de acceso más liberales, la gran mayoría de los aborto se realizan en condiciones seguras”, agrega.
- Muchos países de altos ingresos han pasado de que se hagan de forma quirúrgica mayoritariamente a que se practiquen con medicamentos: “Esa transición, en combinación con el aumento de la detección temprana del embarazo, incrementó la tasa de abortos tempranos y muy tempranos”, apunta la revista.
Al mismo tiempo subraya que “el aborto se ha convertido en el tema de un debate altamente politizado y que la carga de los embarazos no deseados recae en mayor medida sobre las mujeres más vulnerables”.